El 24 de junio, la Iglesia Ortodoxa celebra la natividad de san Juan Precursor y Bautista de Jesucristo. En el santoral eclesiástico hay varias fechas más para rendir homenaje a la memoria del santo. Además cada día martes del año está dedicado a él.
El 24 de junio es también una de las mayores festividades folclóricas de Bulgaria: Éniovden o Día de san Juan, dedicada a las plantas curativas, el agua, el sol y los ritos de salud. Se lo asocia asimismo con los conjuros con ramilletes de flores que antaño se hacían para conocer cómo serían las bodas de las mozas casaderas. El nombre de la festividad proviene de las modificaciones que ha ido sufriendo el nombre Yoán, para llegar a ser Iván, Yaño, Eño. De ahí los diferentes nombres de la festividad en las diferentes regiones de Bulgaria: Yánevden, Yánovden, Ivanden, Juan de Verano, etc.
La creencia más común y persistente es que las plantas medicinales recogidas antes del amanecer en Éniovden están cargadas de un gran poder curativo. Los herbolarios modernos, así como la gente que hace uso de plantas medicinales en su día a día, en Éniovden se levantan en plena noche y se dirigen a sus parajes favoritos para recoger plantas medicinales.
Según otra creencia, la corona que otrora trenzaban las chicas del pueblo con plantas medicinales también tenía propiedades curativas y preventivas. Tiene la misma fuerza curativa el ramillete que incluso hoy en día algunas personas intentan hacer. Según los preceptos de la tradición, tal ramillete debe incorporar 77 hierbas y media. La cifra corresponde al número de las enfermedades: se conocen 77 y “la media” es ignorada. Los curanderos saben cuáles son las 77 plantas para las enfermedades conocidas, y la media planta la suelen arrancar del tallo con que casualmente se topan, pero antes de arrancarlo cierran los ojos. El ramillete de Éniovden suele secarse y conservarse, ya que se cree que cura todo tipo de dolencias.
En las canciones folclóricas que acompañan a la costumbre, en la mayoría de las veces el personaje principal es el mítico Eño, que se ha ido a recoger hierbas.
Se asegura que en Éniovden el agua comienza a brotar hasta de los manantiales secados. Por eso, se considera bueno que toda persona vaya a una fuente de agua natural y bañarse en ella, revolcarse en el rocío matutino o al menos salpicarse la cara con agua.
En numerosas comarcas de Bulgaria se preparan fogatas de Éniovden para reforzar la fuerza del “fuego celestial”. Se relaciona con el poderío mágico de esta época del año también la creencia de que en la víspera del Éniovden, seres malignos están vagando por el campo para robarle la fertilidad a los sembrados. Además se cree que sobre los lugares donde se supone que hay tesoros sepultados, de noche aparecen fuegos fatuos.
Sin embargo, la razón de ser esencial de la festividad se vincula con la idea de cuidar y prevenir la salud humana, uno de los valores máximos del pueblo búlgaro en el transcurso de toda la historia.
Recopilado por Albena Bézovska
Versión en español por Mijail Mijailov
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