Irguiéndose majestuosamente en lo alto de la meseta de Arbanasi, hoy en día la santa morada sigue siendo un lugar atractivo para los peregrinos y turistas nacionales y extranjeros.
Desde lejos, la silueta del Monasterio de los Santos Pedro y Pablo semeja un castillo medieval. Rezan las leyendas, que las tierras aledañas al cenobio pertenecían a los hermanos boyardos Asén y Pétar. Cuando en el año 1185 los hermanos proclamaron el levantamiento para la liberación de Bulgaria del dominio bizantino, hicieron el juramento de construir un monasterio en este lugar sagrado si la sublevación se coronaba con éxito. Y cumplieron su promesa.
Durante los tiempos sombríos del yugo otomano, el Monasterio de los Santos Pedro y Pablo fue incendiado y destruido en repetidas ocasiones, pero siempre resurgía de las cenizas como un ave fénix.
Puede obtener más información sobre este santuario búlgaro de historia accidentada y marcada por la ruina y el auge en el artículo titulado “No me dañaron ni la espada ni la esclavitud, ni el fuego ni el terremoto: el Monasterio de los Santos Pedro y Pablo”, de la colección de Radio Bulgaria.
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