La primavera de 2021 ha sido en Bulgaria una temporada fría y húmeda y el verano ha llegado con algún retraso, pero con elevadas temperaturas y copiosas precipitaciones. Para la gente llana esta ha sido más bien una anomalía climática. Sin embargo, este período ha deparado una oportunidad de oro y condiciones excelentes para la recolección de néctar por las abejas. Según Rostislav Rashev, presidente de la Sociedad de Apicultores Tilo, la cantidad de miel obtenida en los primeros pecoreos de las abejas en lo que va de año alcanza un buen nivel. Los pronósticos son alentadores, y los apicultores se muestran optimistas sobre las cantidades de la miel y su colocación y venta en el mercado.

“Se han disparado los precios al por mayor. El aumento este año es de un 30% para la miel de acacia. Hay un aumento acentuado también en el precio de la miel de colza” dice Rostislav Rashev, quien cuida de 400 colmenas. “Gran parte de nuestros apicultores hacen sus ventas tanto al por mayor como al por menor. Sin embargo, no nos podemos permitir el lujo de subir en un 30% el precio minorista, pues nos consta que quienes compran miel no son gente muy solvente que digamos, y no podremos aplicar un alza tan elevada de los precios. De manera que probablemente haya una subida del orden de unos 0,50 € en los precios minoristas también”.

Tras el pecoreo primaveral en las acacias, ahora las abejas recolectan néctar de hierbas medicinales y girasoles, tal como explica Kostadín Atanasov. Para él la apicultura es más bien afición que profesión. Su colmenar, de una veintena de colmenas, se encuentra en las afueras del pueblo de Yáblanitsa, en la zona de la Cordillera Balcánica, a una altura sobre el nivel del mar de unos 750 metros. Dice que el año pasado había sido desastroso para los productores de miel, los cuales apenas consiguieron obtener de 4 a 5 kilos de miel por una colmena, frente a un rendimiento medio normal de 25 kilogramos en años anteriores. El 2021 aparece como un año de extraordinaria generosidad para las abejas y la labor de los apicultores.

“Afortunadamente, en el pasado invierno no se produjo mortalidad en casi ninguno de mis enjambres de abejas. Este fue de un 5% aproximadamente, mientras que colegas míos sufrieron pérdidas de hasta del 70% al 80% en sus enjambres” dice Kostadín Atanasov. “Algunos de los apicultores dicen que esto se ha debido a un tipo de garrapata que agrede y destruye a las abejas. Otros señalan como causa la fumigación que suelen practicar los dueños de grandes extensiones de cereales. Por suerte, en la zona donde resido hay una escasa producción de cereales”.

Los retos, con todo, siguen en pie para los apicultores, según manifiesta Kostadín Atanasov, y aduce el ejemplo de la enjambrazón de las abejas surgida en primavera:

”Nadie es capaz de explicarse por qué este año este proceso ha sido tan acentuado, pero esto repercutirá inexorablemente en los rendimientos en los próximos meses. La enjambrazón es el proceso en que una parte del enjambre se separa de la colonia junto con la vieja abeja reina. Se desangra así la respectiva colmena, y luego lleva mucho tiempo la recuperación de su potencial completo. En tales casos las pérdidas para el apicultor son de casi el 100%”.

Kostadín Atanasov sólo lleva tres años dedicado a la apicultura. Se mantiene al tanto de cuanto está ocurriendo en el sector y no deja de aprender de los apicultores más avezados:

“Es una labor que te mantiene desvinculado de la realidad. Al iniciarla te adentras en un mundo muy distinto en el que todo está rigurosamente organizado. Las abejas son seres increíblemente inteligentes y en adelante iremos aprendiendo cada vez más detalles de su actividad y vida”.

Por Yoán Kolev y Elena Karkalánova

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: Kostadín Atanasov