Centenas de búlgaros de todo el país han expresado su reconocimiento a la hazaña de los héroes de la Epopeya de Shipka. Han subido a la cumbre histórica, donde en agosto de 1877 las huestes de Solimán Bajá y la unidad búlgaro-rusa del general Stoletov libraron los combates por el puerto de Shipka, decisivos para el desenlace de la Guerra Ruso-Turca. Al pie de la cumbre, el jefe del Estado búlgaro, Rumen Radev, ha saludado a la Unidad de la Guardia Nacional. En su discurso, el presidente ha destacado que “Shipka es símbolo de la batalla que todo búlgaro, independientemente de su edad, etnia o religión libra en su corazón”. En sus palabras, es una “batalla entre el miedo y la valentía, entre la pusilanimidad y la dignidad, entre el egoísmo y el patriotismo, una batalla en la que se decide el futuro personal y nacional de todos nosotros”. El presidente ha manifestado que “no hay fuerza que frene a las personas resueltas por el camino hacia la libertad” y se ha mostrado convencido de que “con esfuerzos comunes y solidaridad los búlgaros vencerán el miedo, para que Bulgaria pueda prosperar”.