Unos de los rasgos indiscutibles del pueblo búlgaro son su hospitalidad y tolerancia con respecto a personas de otras naciones. Muchos extranjeros que han estado en este país por un periodo breve o durante largos años dicen que siempre se han sentido en casa. Ha compartido lo mismo ante el micrófono de Radio Bulgaria Wladimir Morales, un chileno que vivió en Sofía durante quince años y para quien Bulgaria siempre será una patria.
Su historia con este país comenzó en el invierno del año1974, cuando con su madre y con su hermana llegaron a Bulgaria para reunirse con su padre Juan Morales Alvares, una figura clave en el Partido Comunista de Chile, quien se vio obligado a exiliarse a Bulgaria después de la instauración del régimen de Augusto Pinochet. Primero encontró asilo en la Embajada búlgara en Santiago y después, con la ayuda de organizaciones humanitarias y funcionarios de la Embajada, abandonó Chile y vino a Sofía a principios de 1974. Poco después, el 22 de febrero del mismo año, Wladimir aterrizaba en Sofía, la ciudad que en los quince años siguientes se convertiría en el escenario de su infancia y adolescencia. La familia logró rehacer su vida en tierra búlgara y formó parte de la nutrida comunidad de chilenos exiliados en Bulgaria. Wladimir y su hermana crecieron en un entorno amistoso, rodeados de amigos búlgaros que los aceptaron con el corazón abierto. En 1989, cuando el nombre de Juan Morales Álvarez fue sacado de la “lista negra” de los perseguidos por la junta militar, los Morales se despidieron de Bulgaria para volver a su Chile natal.
Recientemente Wladimir regresó a Bulgaria después de una ausencia de 32 años para recorrer de nuevo sus sitios favoritos, reunirse con sus amigos y recordar los años de la infancia. Este gran amigo de Bulgaria tuvo la amabilidad de conceder una entrevista para esta emisora y contarnos más sobre sus lazos con su otra patria, Bulgaria:
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