La vocación de los sacerdotes es servir simultáneamente a Dios y a los creyentes. Del buen cumplimiento de esta misión depende la creación de una comunidad religiosa en el templo en que llevan a cabo su oficio. Hoy en día, cuando la fe y la confianza en Dios están en segundo plano, esta misión de los sacerdotes parece cada vez más difícil.
“Cuando uno comienza a comunicarse con las personas de la parroquia a la cual pertenece aprende muchas cosas interesantes sobre la fe. Y entonces se plantea la pregunta de por qué algunos son creyentes y otros toman los hábitos de sacerdote”. Así comenzó todo para Dimitar Mitev cuando decidió escribir el libro Cómo tomé lo hábitos de sacerdote, que incluye las historias personales de 33 de sacerdotes ortodoxos que practican su oficio y de su “camino hacia y por el camino de la fe”.
Antes de que los lectores saquen sus conclusiones del libro, cabe decir que éste va más allá de la pregunta-provocación encerrada en su título.
“En estas historias las personas encontrarán la respuesta de varias preguntas que atañen la vida de cada uno y la de cómo tomé los hábitos de sacerdote es una de ellas. Los sacerdotes son gente como nosotros pero por atender espiritualmente a los fieles conocen un gran número de destinos humanos y deben dar consejos religiosos a quienes los necesiten. Ellos poseen una sabiduría que va más allá de la que nosotros podríamos adquirir en la vida cotidiana”, señala Mitev.
El autor cuenta que se crió en los años en que reinaba el ateísmo impuesto por el poder comunista en Bulgaria, cuando el clero y la iglesia eran objeto no solo de ofendas y burlas, sino de una persecución organizada. La religión era un enemigo que brillaba por su ausencia tanto de la educación y la ciencia como de la vida cotidiana de los búlgaros.
Poco a poco esta actitud y el modo de concebir la fe fueron cambiando en los últimos tres decenios y el gran mérito y la responsabilidad de ello han recaído en los sacerdotes, personas que muchas veces olvidamos que son como nosotros. El objetivo del libro es despertar la curiosidad de los cristianos y familiarizarles con las historias personales de algunos de ellos.
“Presencié una conversación con uno de los sacerdotes después de la misa en que contaba cómo tomó los hábitos. Contó que antes era ateo y que proclamaba activamente que no hay nada al margen del mundo material pero a fin de cuentas tomó los hábitos por varios motivos. Esto me impresionó mucho porque mostró al padre de una manera nueva, como una persona común y corriente. La segunda cosa era que los sucesos que trazan el camino de una persona hacia la fe son sumamente individuales pero tienen un rasgo en común, y es que siempre están relacionados con el Creador de todo lo visible e invisible”.
Esta primera historia que despertó la curiosidad de Dimitar allanó el camino hacia otras, con sus aspectos similares y distintos que revelan el camino que conduce hacia la fe. Poco a poco el autor comenzó a colectar historias y el único requisito era se sean las de sacerdotes que ofician en templos en estos momentos.
“Entré en contacto con sacerdotes del extranjero, hablé con unos padres de Rumanía, Rusia y América del Norte y cada historia que conocía me daba la seguridad de que lo que hacía tenía sentido y que valía la pena continuar porque no había sido hecho hasta el momento”, cuenta Dimitar Mitev.
Se reunía con los protagonistas de su libro personalmente o vía internet para contar su camino más allá de los hechos secos y ofrecer una historia personal de la fe que conmoverá a un gran número de lectores. Cómo tomé los hábitos de sacerdote fue terminado en tres años y medio y su publicación a finales de 2021 fue bendecida por el patriarca búlgaro Neófito.
Dimitar Mitev sigue buscando y recopilando más recuerdos y ya trabaja sobre el segundo tomo de la colección con la esperanza de que el libro aproxime a un mayor número de personas a los sacerdotes y a su oficio e inspire a alguien a emprender el camino del servicio a la fe y a la caridad, es decir a Dios.
Fotos: Facebook / @Kak.stanah.sveshtenik
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