Existe, no obstante, una esperanza, y ésta reside en el buen conocimiento de la historia y el estado de las edificaciones que han guardado la impronta de épocas pasadas. Ahí precisamente está la clave para una participación más activa de los ciudadanos en la discusión sobre su preservación, pues, la gente propende a encariñarse y cuidar de las cosas que conoce:
“Nuestra misión no es tanto colaborar con las instituciones sino que apunta más bien a dejar constancia de la existencia de un tal problema al anunciar la destrucción que sufren tales edificios. Esperamos que de este modo puedan entrar en razón y renunciar a sus propósitos las personas que decidan tener un comportamiento destructivo hacia tales edificaciones”, explica en Radio Bulgaria Vasil Makarinov, gerente del Museo Politécnico de Sofía.
Aunque cueste muchos esfuerzos y entrega este cometido es lograble y así lo demuestra la labor desplegada por Vasil y sus seguidores. Unidos por su cariño por el patrimonio arquitectónico en la fundación “modernismo arquitectónico búlgaro” ya se han apuntado un triunfo importante al frustrar la destrucción de las instalaciones de la Terminal 1 del aeropuerto de Sofía, una muestra valiosa de la arquitectura en los años 40 del siglo XX.
Conociendo el patrimonio arquitectónico de comienzos del siglo XX
Vasil Makarinov y sus amigos ofrecen recorridos especiales por la capital de Bulgaria en los que uno pueda conocer y familiarizarse con la arquitectura de las primeras décadas del siglo XX. La gente entusiasmada con poder retrotraerse a épocas pasadas lo puede hacer también al asomarse al interior de dos apartamentos extraordinarios, que ha guardado el espíritu auténtico de aquella época.
Cuesta decir cuál es el número exacto de las viviendas habitables y mantenidas como estos dos pisos. No obstante, se puede presumir que su número va bajando vertiginosamente y de ello son sendos testimonios los ornamentos, puertas, ventanas y muebles característicos de aquella época a la que habían conferido su inconfundible encanto, explica Vasil Makarinov.Y agrega:
“Al visitar esos interiores pretendemos mostrar que incluso hasta hoy en día es posible que uno viva en un tal espacio-dice convencido Makarinov-. No hace falta acometer siempre unas obras de reparación grandiosas para convertir un recinto en una lugar adecuado para residir. Es dueño del piso puede cuidar del logro de una restauración de la autenticidad de un tal interior. Además, tales cuidados podría redundar en un aumento del valor del respectivo inmueble”.
Vasil Makarinov y sus amigos aprovechan todo minuto de ocio que tienen para hacer estudios sobre terreno a lo largo y ancho de Bulgaria. En uno de estos viajes han llegado a Varna, capital marítima de Bulgaria, en la que, para comienzos de mayo, tienen planeado un recorrido urbano, dedicado a los edificios construidos en el período entre las Primera y la Segunda guerras mundiales.
Versión en español, por Mijail Mijailov
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