La Guerra Ruso−Turca, libertadora para Bulgaria del dominio otomano, fue la tercera guerra fotografiada expresamente por fotógrafos militares. Varias personas del ejército ruso fueron tomando fotos durante la Guerra, cuenta el fotógrafo Ivo Jadzhímishev, quien lleva decenios rastreando las imágenes de la Liberación de Bulgaria en distintos archivos.
Por parte rusa cobró mayor fama el nombre de A.D. Ivanov. Se conoce solo su apellido y se supone que era bielorruso. A principios del siglo XX, Ivo Jadzhímishev, con la ayuda de colegas suyos de Rusia, tuvo la posibilidad de familiarizarse en el Archivo de cine y documentos fotográficos con los álbumes fotográficos de Alejandro II, que atesoran 600 fotografías. Con donaciones de empresarios búlgaros, Ivo Jadzhímishev logró comprar los derechos para el uso de un centenar de imágenes que seleccionó.
Posteriormente, mientras preparaba su muestra itinerante Las fotografías olvidadas de la Guerra Ruso−Turca, supo que el director del Archivo Estatal en Varna, Velislav Dryánovski, recibió un álbum con fotografías de la Guerra de Franz Suschak, fotógrafo de la corte del rey rumano Carlos I.
“Unimos estos dos lotes de fotografías que se complementan excelentemente. El fotógrafo A.D. Ivanov acompañaba al ejército. Él casi no tenía acceso a las figuras políticas clave y a los estados mayores; sin embargo, gracias a él hoy podemos ver el día a día de la Guerra y lo que sucedía en el terreno militar. Duschak, por su parte, gracias a su patrocinador rumano tuvo acceso a los lugares donde fueron tomadas las fotografías clave del ámbito político en esta guerra”, explica Jadzhímishev.
Otro fotógrafo ruso, Dmitri Yarmakov, trabajó en el frente de Cáucaso de la guerra. Lamentablemente se desconocen los nombres de los fotógrafos extranjeros que fotografiaron el otro lado del frente. Jadzhímishev espera que este vacío sea llenado y cuenta que para él las imágenes más importantes de la guerra son las del pueblo, de la gente de a pie.
“Un colega mío que escribe libros sobre los turcos en Bulgaria me había pedido que le facilitara fotos de la Guerra Ruso−Turca. Le propuse dos fotografías que nos ha proporcionado el Archivo de documentos de cine y fotografías. Una de las fotos es de turcos que esperan registrarse porque han decidido permanecer en territorio búlgaro, una foto muy importante porque explica por qué seguimos viviendo en paz con este pueblo hasta el día de hoy.
La otra fotografía era de personas que habían saqueado viviendas turcas abandonadas. Sorprendentemente para mí, o no, en el libro fue publicada la segunda fotografía y no la primera, que muestra que el trato con respecto a la población turca que quedó en tierras búlgaras era justo y humano”.
A la pregunta de cuál es su foto favorita de la guerra, Jadzhímishev responde sin vacilar que tiene dos fotos predilectas. La primera es del oficial ruso cerca de Edirne que mira los cercanos minaretes de la emblemática mezquita de Suleimanie. El templo y la sombra de la ciudad se divisan sobre el telón de fondo del Valle Tracio como un sueño romántico.
Otra de las fotografías favoritas de Jadzhímishev es la de un soldado de guardia que se ve en la penumbra en el puerto de Arabákonak durante el tránsito de la Codillera Balcánica durante el invierno.
“Esta foto era casi invisible. Desde Rusia recibimos unas copias en blanco y negro de baja calidad, realzadas en un papel fotográfico de la época soviética. Durante la digitalización de estas imágenes, la foto cobró vida nueva del borrón gris en el que no se veía casi nada”, cuenta el fotógrafo acerca del proceso de trabajo de las imágenes de archivo.
Muchas de las fotografías que documentaron las imágenes de la guerra posteriormente fueron impresas como grabados o fueron recreadas por pintores como lienzos. “Repito que para nosotros estas imágenes son como iconos, ya que son muy importantes y muy valiosas”, subraya el fotógrafo e investigador.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos proporcionadas por Ivo Jadzhímishev
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