Diciembre de 2020. El mundo está sumido en plena pandemia de Covi-19. Por vez primera en su historia centenaria el Teatro de Drama de Marionetas de la ciudad norteña de Pleven ofrecía un estreno en línea del espectáculo Los humillados. Bielorrusia, que se enmarcaba en la iniciativa de solidaridad internacional con el pueblo bielorruso. Más de 4000 espectadores de diferentes continentes presenciaron en línea, en sus hogares, la obra teatral y se hicieron testigos de un punto de vista interno con respecto a acontecimientos imposibles de ver jamás en cualesquiera noticias.
Abril de 2022. El mundo va contando los días que han pasado desde el comienzo de la guerra en Ucrania, lleva la cuenta de los refugiados que están cruzándolas fronteras, cuenta el número de las víctimas. Yávor Gardev ha vuelto a verse sumido en los acontecimientos que ocurren al sur de Bielorrusia. En esta ocasión, empero, va en el papel de un filósofo -tiene formación de tal- y está a miles de kilómetros de la patria. Lleva meses residiendo en Chicago, en Estados Unidos, donde está preparando una disertación sobre los problemas de la soberanía:
“La guerra en Ucrania ha revelado la percepción de que la soberanía dominante se encuentra radicada en Rusia y que las soberanías alrededor de ese país no cabe considerarlas como reales, que existen de jure pero, de facto sólo pueden reaccionar frente a una hegemonía”, dice Yávor Gardev.
A su juicio, en un instante, resulta que lo general,que ha elegido voluntariamente a su líder, le ha otorgado a éste tanto poder que el líder se ha convertido en un sujeto por encima de la ley y capaz de disponer a su antojo de la vida y la muerte.
Lo que Yávor Gardev ha venido notando es que los estadounidenses se muestran espontánea y directamente empáticos con lo que sucede en Ucrania. ”Aquí, en Chicago, hay una comunidad ucraniana muy nutrida, hay toda una pequeña ciudad de ucranianos, que he podido visitar. Todos ellos no dejan de enviar ayudas hacia Europa,en todas las formas posibles”, dice, entrevistado por Radio Nacional de Bulgaria.
Después del año 2008 y tras el fracaso de Rusia en verse admitida a la Unión Europea y la OTAN, la ideología del país fue cambiando, estima el director:
“Con la anexión de Crimea la doctrina de la Gran Rusia, articulada en torno a la idea de reunir los territorios de Rusia y de oponerse al separatismo, fue cobrando una orientación práctica muy grave. Lo que ahora estamos viendo es una continuación de esta orientación práctica que no conduce a nada que nos ofrezca un fundamento para creer que esta guerra pueda terminar rápidamente”.
En la posición de los gobernantes en Bulgaria de abstenerse de remitir una ayuda militar a Ucrania, Yávor Gardev ha atisbado reminiscencias de la política mantenida por el zar búlgaro Boris III en la II Guerra Mundial, que, en su época, consiguió mantener a Bulgaria a salvo de golpes muy duros de Alemania:
“Es una política que obedece a circunstancias distintas y que,actualmente, no es del todo adecuada. Bulgaria no puede seguir detrás de la cerca y menos aún,a la luz de los recientes acontecimientos en Ucrania. Lamentablemente, Bulgaria no se piensa a sí misma como un país de la Unión Europea y de la OTAN. Muchas personas en Bulgaria conciben a estas dos organizaciones como unos cuerpos externos, como si la OTAN y la Unión Europea no somos nosotros sino que son ellas dos las que nos imponen algo a los búlgaros. Esto es peligroso puesto que presenta las cosas como si existieran ciertos intereses foráneos y una fuerte vacilación interna”. No hay que olvidar, además:
“Cualquiera que sea la parte del territorio de Ucrania que acabe dominada o no, en ambos casos se erigirá un muro que será contundentemente más férreo que el Telón de Acero de la época de la Guerra Fría. Bulgaria debe colocarse firmemente del lado oeste de este muro,que,por cierto, también cruzará por el mar Negro”.
Este director y filósofo está convencido de que los acontecimientos y el problema humanitario provocado por la guerra en Europa tendrán una repercusión muy fuerte en la cultura búlgara, y no sólo en el terreno de ésta:
“No vamos a poder seguir viviendo como hasta ahora tanto en el ámbito dela cultura como a cualquier otro nivel. Se avecinan cambios importantes, que acabarán siendo indispensables en su calidad de acontecimientos allende nuestras ganas o desganas en promover estos cambios”, estima Yávor Gardev.
Adaptado por Vésela Krásteva a base de una entrevista de Diana Yankúlova
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: EPA/BGNES, Facebook/javorgardev“Me llamo Andromahi Bardi. Tengo 22 años de edad, soy ex alumna de la escuela dominical búlgara Santos hermanos Cirilo y Metodio en Atenas y ahora doy clases allí. Vivo en Atenas, nací allí, pero mi madre es búlgara y de ella aprendí el..
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