La huella búlgara tiene en Moldavia más de 200 años de historia. En la época del dominio otomano fueron numerosos los búlgaros que buscaron salvarse de la opresión turca abandonando su patria, y muchos de ellos encontraron refugio y cobijo en Besarabia. Es lo que pasó asimismo con la estirpe de Dimitar Borimechkov, poeta personalidad pública e intelectual,, representante de la nutrida comunidad búlgara en la República de Moldavia.
Dimitar Borimechkov nació el 1de mayo de 1949 en Taraclia. ”Es la ciudad que me vio nacer, es mi terruño”, dice, y continúa refiriéndose a sus ancestros:
“El decano de nuestra familia fue Petko Iliev Borimechkov. Su segundo apellido, “Borimechkov”, que en español significa el que pelea con osos, proviene del hecho de que en una ocasión Petkov luchó contra un oso y triunfó en aquel combate,a raíz de lo cual fue apodado “Borimechkov”. De ahí viene el segundo apellido de nuestra familia. Desde su traslado de los Balcanes a Budzhak, los búlgaros besarabos consiguieron mantener un lenguaje común con los nativos. Somos amigos de ellos, nos ayudamos mutuamente. Los búlgaros allá no hemos tenido conflictos ni problemas, lo mismo en lo político como en lo nacional. Hasta hoy en día seguimos viviendo en la República de Moldavia, se nos considera como gente inherente de la población, como una minoría étnica que constituye un poco más del 3 % de la población”.
Dmitri Borimechkov ha visitado reiteradamente Bulgaria.También tiene en este país muchos amigos y confiesa que echa de menos su patria prístina. La pregunta de cómo son sus amigos en Bulgaria la responde en los siguientes términos:
“Los amigos que tengo son un montón. Son tanto amigos de sangre como espirituales. Mis amigos en Bulgaria han visto en mí a una personas que se interesa por su patria, por la cultura, el arte y la historia del país. Cuando los visitaba ellos me solían decir :”Dmitri, eras un invitado nuestro pero sabes más que nosotros sobre Bulgaria. Me dispensaban un trato muy respetuoso. Al comienzo no acababan de entender en qué precisamente nosotros éramos diferentes de ellos. Por ejemplo, mis ancestros habían vivido en Bulgaria, emigraron y se asentaron en Moldavia haciendo suyas la cultura y la legua locales. De sangre somos iguales, pero diferimos, en el plano espiritual. Las diferencias principales residen en la lengua, nosotros la tenemos más pulcra, sin tanto vocablos calcados de las lenguas turca e inglesa. En cambio,en la legua nuestra hay gran número de palabras rusas. Considero, con todo, personalmente, que Bulgaria es mi patria originaria, puesto que es el terruño de mis antepasados. Yo me siento igual de bien tanto aquí como allá”.
“La patria está donde uno tiene arraigada el alma”, resume Dmitri Borimechkov.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo personal
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