Plovdiv o Filipópolis, como se llamaba durante la Antigüedad, es una de las más antiguas ciudades europeas que han sido habitadas constantemente.
Fundada por Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno), la ciudad se convirtió rápidamente en una de las más bellas poblaciones en Tracia. Hay testimonios de ello no solo en los textos de los antiguos autores, sino en los vestigios arquitectónicos que nos legaron sus habitantes.
Hasta hoy en día se siguen descubriendo fragmentos de la decoración de los edificios antiguos y de sus mosaicos: las alfombras de piedra de la Antigüedad. La manera atractiva en que se exhiben es un detalle que aporta a la fama de Plovdiv como una de las más bellas ciudades búlgaras.
Les invitamos a apreciar la belleza de los antiguos mosaicos de las basílicas cristianas de Filipópolis:
Texto y fotos por Vladimir Vladimirov
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