Las fuerzas ucranianas han comenzado a retirarse de la ciudad de Severodonetsk, el último gran bastión de la ofensiva ucraniana en la región de Lugansk. Toda la infraestructura de la ciudad ha sido destruida y el 90% de los hogares han sufrido daños como consecuencia de los ataques aéreos. Cientos de civiles han quedado en Severodonestk, muchos de ellos han encontrado refugio en la planta química de Azot. La pérdida de territorios aproxima al presidente ruso, Vladimir Putin, al control sobre toda la región de Donbás en el este de Ucrania.

A juicio del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, la resolución de otorgar a Ucrania y Moldavia estatuto de candidatos a adherirse a la UE es el más importante paso hacia el fortalecimiento de Europa en las condiciones de la agresión rusa. “Hoy ha sido reconocido que Ucrania no es una almohada entre Occidente y Rusia, que no es una frontera entre los orcos y elfos. Ucrania es un socio futuro de pleno derecho de al menos 27 países europeos”, ha comentado Zelenski.

Ucrania necesitará al menos 10 años para limpiar todas las minas y explosivos de su territorio después del término de la guerra contra Rusia, ha informado la agencia Reuters. Se cree que no han sido limpiados casi 300.000 kilómetros cuadrados sobre los cuales han sido lanzados artefactos explosivos, incluidas 2.000 bombas. Se trata de un territorio de una superficie aproximadamente similar a la de Italia, o sea la mitad del territorio de Ucrania.