Las autoridades búlgaras informan de un aumento de la presión migratoria hacia nuestro país. Desde principios de año, los agentes de la Policía Fronteriza han detenido a 1.686 inmigrantes cruzando ilegalmente la frontera búlgaro-turca y han impedido más de 110.000 intentos de inmigrantes de entrar en el país. A causa del aumento de la presión migratoria en zonas de los distritos de Yámbol, Jaskovo y Burgas, se ha declarado un estado de emergencia parcial. Los migrantes cruzan la frontera a diario con la ayuda de los traficantes. La gente local está preocupada y denuncian constantemente la presencia de grupos ilegales que vagabundean por la zona.

Resulta que la vía que atraviesa el pueblo de Troyanovo (en el sudeste de Bulgaria) en la zona de Burgas, con un total de 1.210 habitantes, es la conexión más cercana de los refugiados ilegales a la autopista de Trakia, desde donde continúan su viaje  a Europa occidental. Sólo durante la última semana, dos grupos de inmigrantes han sido detenidos con la ayuda de los habitantes del pueblo. La población tiene miedo a la creciente presencia de ciudadanos forasteros ilegales y exige un control más estricto por parte de la Policía de Fronteras. El alcalde de Troyanovo, Dimitar Nikolov, dijo para BNR:

“Todo esto sucede tras las denuncias de los vecinos del pueblo de Troyanovo. Tras cada denuncia hay detenidos. Para la mayoría de los inmigrantes, el objetivo final es llegar a Alemania. No llevan consigo ningún documento de identidad. En la mayoría de los casos los inmigrantes están agotados, no tienen agua ni comida. Sentimos compasión por ellos y les damos agua y algo de comer”.

Tratar de mostrarse más astutos que los traficantes de refugiados ilegales es algo habitual para los vecinos de Troyanovo. El alcalde Dimitar Nikolov incluso ha diseñado un mapa topográfico de sus rutas y su camino hacia la autopista. Además, ha pedido a los paisanos que denuncien a los grupos ilegales personalmente a él o a la Policía Fronteriza.

Ivanka Toneva comparte:

“Tenemos 20 vacas en un recinto con una cerca eléctrica. Los refugiados pasan por ahí porque hay una fuente de agua y rompieron la cerca. Los animales se escaparon y estuvimos cinco días buscándolos. Una vaca cuesta unos 1.000 euros. Los inmigrantes han sido detenidos pero causan problemas. Entran en los viñedos. ¿Qué podemos hacer? El alcalde se ocupa de ellos, los recoge y les da algo de comer”, dice Ivanka Toneva.

Igual que ella, los habitantes del pueblo expresan su inquietud por la afluencia de extranjeros ilegales. Ilia Valkov, de Troyanovo, añade:

“¿Cómo no vamos a tener miedo? Tenemos niños pequeños. Si salen de la guardería o de la escuela alguien puede robarles el desayuno. Vivo a las afueras del pueblo. Pueden entrar en mi casa, pueden hacer cualquier cosa. ¡Que los encarcelen, por lo menos! Es indispensable la presencia de la gendarmería o de la policía, hace falta que alguien custodie la aldea”.

Los habitantes de Troyanovo insisten que las autoridades extremen la presencia policial para garantizar su seguridad.

Una prueba de la creciente presión migratoria en la región de Burgas es la gran cantidad de trabajo que realiza el Tribunal Regional de la ciudad de Burgás. Según ha informado el Tribunal, hay un aumento de los casos de tráfico ilegal en los últimos meses. Sólo en septiembre fueron interrogados 132 acusados y testigos de casos de ayuda ilegal a extranjeros para permanecer en el país. Desde principios del se han firmado 28 condenas por tráfico ilegal.

Versión al español de Borislav Todorov