Si es verdad que Bulgaria no es simplemente un país que tiene fronteras fijas, sino que está allí donde haya búlgaros, en los últimos decenios al norte del Danubio puede ser descubierta una creciente comunidad de compatriotas nuestros. Son considerados como una “nueva emigración” a diferencia de los búlgaros que se asentaron en tierras rumanas durante el yugo otomano. Para entender más sobre los ánimos de estos búlgaros respecto al desarrollo de la sociedad búlgara y su participación como votantes en la serie de elecciones parlamentarias que se celebran en Bulgaria, nuestro compañero Vladimir Mitev, de la Redacción Rumana de Radio Bulgaria nos ofrece algunas breves entrevistas.
Los interlocutores son tres y han optado por no revelar su identidad: hay un búlgaro mayor que se asentó en Rumanía antes de 1989 que constantemente establece contactos entre ciudadanos y empresarios de los dos países; un joven casado con una rumana que trabaja en una corporación que realiza suministros en Bulgaria y una búlgara joven que trabaja en un centro de comunicación que se asentó en Rumanía hace 10 años y vive allí con su esposo y su hijo. Sus opiniones describen los distintos ánimos de los búlgaros con respecto al proceso electoral en Bulgaria.
“Yo personalmente siempre he votado porque no quiero estar al margen de los procesos. Quisiera que mi voto se sume a algo positivo. Por esto siempre he votado, tanto en Bulgaria como en Rumanía. Es un derecho de todo ciudadano, dice convencido este búlgaro de 68 años de edad que lleva decenios viviendo en la capital rumana. Es bueno aprovechar este derecho para que las cosas en Bulgaria puedan arreglarse, para que se resuelvan los problemas con los gobiernos que no pueden permanecer en el poder y que provocan problemas en el país.
Mi deseo es que en Bulgaria se voten leyes para el Estado de derecho. Hay muchos problemas con la institución del fiscal general, hace falta encontrar soluciones y debe existir la posibilidad de inspeccionar al fiscal general”, dice nuestro interlocutor. A su juicio, un mayor número de jóvenes deben entrar en la política búlgara. En estos momentos el problema es que los antiguos partidos logran aprovechar la situación y siguen tendiendo influencia”.
Los ánimos son distintos entre los interlocutores más jóvenes. Una búlgara que ha optado por cuidar de su hijo en la capital rumana dice que nunca vota porque ya está lejos de la realidad política de Bulgaria y no es correcto que participe en ésta desde la distancia. Parece, sin embargo, que la mujer tiene otro motivo: se siente decepcionada del “atraso” en Bulgaria”, por la falta de unidad y ve que en Rumanía hay reglas que se acatan. “Mi marido y yo somos búlgaros, pero lamentablemente abandonamos la patria. Bulgaria no pudo darme lo que yo necesitaba en realidad”, dice ella ante Radio Bulgaria.
“Llevo mucho tiempo viajando por el mundo. Bulgaria se atrasa mucho en todos los aspectos de la vida política. Lo que me gusta de Rumanía es que las cosas se desarrollan de manera muy rápida. Cuando abandoné el país por primera vez viví mucho tiempo en el extranjero.
Cuando regresé experimenté una decepción muy fuerte y esto me hizo pensar en trasladarme a vivir en el extranjero”, dice nuestra compatriota. Se fue a Rumanía por el trabajo de su marido.
La familia del tercer entrevistado es mixta, su esposa es rumana y él es un búlgaro de la ciudad danubiana de Ruse. Su actitud hacia las elecciones en Bulgaria es distinta: no ha votado en las últimas dos elecciones, pero se siente culpable por ello y por esto se propone participar en los comicios del 2 de abril. Su deseo es que Bulgaria sea “un país europeo normal donde haya futuro para los hijos de nuestros hijos”.
Al comparar los dos estados no se decanta por ninguno, pero opina que Rumanía es un país más dinámico cuando se trata de servicios administrativos:
“Me gustaría que las cosas en Bulgaria sucedan y que no solo se hable de ellas. Deseo que haya acciones, que haya una sociedad activa y que cambien los políticos que ahora tienen reservados los escaños en el Parlamento, sin que operen cambios, dice nuestro interlocutor que lleva cinco años viviendo en Rumanía. La política respecto a las comunidades búlgaras en el extranjero no incide en su modo de votar a determinada fuerza política, pero si alguien se muestra deseoso de trabajar activamente con la comunidad búlgara allí esto le haría pensar:
“En Rumanía hay dinamismo en la sociedad y en la economía. Aquí las inversiones se sienten, tanto las extranjeras como las locales. Hay producciones, hay servicios que mantienen un buen nivel. Hay qué desear del aparato político en el país. Con mi esposa que es rumana comparamos servicios concretos en Bulgaria y Rumanía y a veces nos sorprendemos por el hecho de que en Bulgaria hay cosas que suceden con mayor facilidad”.
En segunda entrega les ofreceremos las conversaciones de Vladimir Mitev con los búlgaros en Bucarest para ver cómo es su vida allí, si se organizan eventos búlgaros y si existe una comunidad activa.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: Unsplash, Pixabay, archivo
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