El 10 de septiembre, el timbre marcará el inicio del nuevo año escolar para los niños búlgaros del centro y norte de Nueva Jersey. Las puertas de la escuela búlgara "Roden Krai" de Nueva Jersey están abiertas a todos los compatriotas búlgaros dispuestos a mantener el espíritu búlgaro en la lejana América, preservándolo y transmitiéndoselo a las generaciones futuras.

Casi 30 niños con raíces búlgaras serán educados en la escuela, según nos informó la pianista Elena Antimova, quien enseñará música en la escuela dominical búlgara por tercer año consecutivo. Los más pequeños tienen cinco años y se unirán al grupo de la escuela preparatoria, mientras que los mayores están en sexto grado y, naturalmente, son los que mejor hablan búlgaro.

"Han tenido la oportunidad de visitar Bulgaria muchos veranos, lo que ha elevado su dominio del idioma a un nivel muy alto. Cuando se trata de niños pequeños, recrear un entorno lingüístico sólido con solo un día a la semana de clases resulta muy complicado", explica Elena Antimova, quien fue invitada a Radio Bulgaria antes de regresar a casa tras unas vacaciones en familia. La mayoría de estos niños no solo han nacido en Estados Unidos, sino que provienen de familias mixtas en las que solo uno de los padres es búlgaro. "Creo que aprender el idioma es realmente un desafío para nuestros hijos, pero mis colegas que enseñan búlgaro y literatura lo hacen de manera excepcional".

Encontrar profesores de búlgaro cualificados es uno de los mayores desafíos que enfrenta el equipo de la escuela "Roden Krai". Agradecen el apoyo financiero proporcionado por el Estado búlgaro, pero reconocen que estos fondos no son suficientes para cubrir los salarios de los profesores y el alquiler del edificio, además de organizar eventos adicionales para motivar a los niños y fortalecer la comunidad búlgara. Todos estos aspectos son igualmente importantes

"Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, esta escuela dominical relativamente pequeña ha logrado un gran objetivo: hacer que los hijos de la comunidad búlgara en esta parte de América se sientan verdaderamente búlgaros. Actualmente, cinco profesores trabajan con los niños, pero Elena espera encontrar pronto un refuerzo en forma de otro profesor de música. Ella misma se unió al equipo después de llevar a sus propios hijos a la escuela "Roden Krai" y ser invitada por el director del centro, Milen Rusanov, para hacerse cargo del coro escolar. Su experiencia profesional como pianista le dio la confianza necesaria para asumir esta responsabilidad".

"No tenía ni idea de que mi labor sería tan diferente de lo que originalmente había pensado. La formación de un coro escolar se convirtió en la principal prioridad de la escuela hace dos años, ya que representa una forma adicional de motivar a los niños a aprender el idioma. No se trata de aprender simplemente a través de libros de texto, cuadernos o dictados en la pizarra; es una manera más lúdica que también contribuye al desarrollo de sus habilidades lingüísticas".

Por eso, es crucial seleccionar cuidadosamente las canciones, asegurándose de que se adapten al estado de ánimo de los niños, sean divertidas, dinámicas y destaquen el elemento folclórico como un componente esencial. "Creo que es fundamental que los niños aprendan canciones populares", enfatiza Elena Antimova.

La escuela búlgara de Cranford fue fundada por varias familias búlgaras que sintieron la necesidad de proporcionar a sus hijos un lugar donde pudieran aprender de manera intencionada el idioma y la música búlgaros, junto con el folclore, las tradiciones y la cultura característicos de Bulgaria. A pesar de la proximidad de la ciudad de Nueva York, donde reside una gran comunidad de inmigrantes búlgaros, las distancias representan un desafío significativo para mantener una comunidad búlgara unida en Nueva Jersey, como también nos cuenta Elena Antimova.

Cuando ingresé a la escuela búlgara, conocí a tantos búlgaros que nunca pensé que pudieran estar en un mismo lugar. No todos viven en Cranford o sus alrededores. Mi familia vive a una media hora en coche, lo que no es mucho para nuestras ideas de distancia, pero tenemos varias familias que viven a una hora u hora y media en coche de la ciudad, así que vienen desde lugares bastante lejanos todos los domingos para que sus hijos asistan a la escuela. Sin duda, la escuela es un factor unificador.

Fotos: Escuela búlgara "Roden Krai", Nueva Jersey