Hoy es Día de Luto Nacional en memoria de las cuatro víctimas de la gran inundación en la costa sur del mar Negro del 5 de septiembre. Las aguas del mar se cobraron las vidas de cuatro búlgaros: dos hombres y dos mujeres. Entre los fallecidos está la jueza María Moskova y su hija, la veterinaria Daniela Yordanova. Ambas, junto con un hombre que viajaba en su coche, fueron arrastrados por el oleaje mientras intentaban pasar por un puente que se desplomó. Del mar fue recuperado el cuerpo de la cuarta víctima, un peatón que se encontraba en el lugar incorrecto a la hora incorrecta.

Durante el día de hoy las banderas de todas las instituciones nacionales ondean a media asta.

El agua ya ha bajado, pero en la región afectada las personas siguen luchando por salvar lo poco que les ha quedado de sus bienes. Señalan que hace falta maquinaria pesada y mano de obra para remover la leña y el lodo traídos por el torrente. La ayuda viene del Estado y de los voluntarios, que lamentablemente topan con múltiples problemas administrativos. En los pueblos afectados de Tsarevo, Rezovo, Kosti, entre otras, las personas no tienen agua potable, el diluvio ha destruido carreteras y puentes por lo cual los ciudadanos no tienen conexión con el mundo. Solamente en Tsarevo han sido destruidos 12 puentes. Durante su reunión de ayer el Gobierno aprobó más de 31 millones de euros para las actividades de restauración y construcción y para superar los daños de la inundación.

La suma es de la reserva en el marco de la Ley de presupuesto público de 2023.

Voluntarios de la Cruz Roja Búlgara llevan tres días en Tsarevo y en el pueblo de Kosti repartiendo paquetes de alimentos duraderos y perecederos, así como agua mineral, ya que el agua del grifo no se puede beber. “En el terreno la organización es excelente, cada una de las instituciones ayuda según sus competencias y la Cruz Roja Búlgara es parte de la red de rescate única, adjunta a la célula de crisis en el municipio de Tsarevo”, ha señalado la directora de la Cruz Roja Búlgara en Burgás Violeta Radeva:

“Los problemas tienen que ver con la infraestructura y en estos momentos se analizan los daños, pero no hay personas en peligro. De aquí en adelante se hará una evaluación de los daños, un equipo nuestro también trabajará en la zona de la inundación. Los servicios de asistencia social hacen lo mismo para ver cuál es la ayuda que se necesita más en estos momentos. Las conversaciones que hemos mantenido con familias afectadas indican que los aparatos domésticos y los muebles han sido aniquilados. Los equipos de asistencia psicológica y social están listos para ayudar a las personas que necesiten su ayuda. Veremos cuáles serán las necesidades a las cuales deberemos responder en una etapa posterior después del desastre. 

El valor de la ayuda será definido a una etapa posterior. Advertimos a las personas que no beban agua del grifo, ya que está contaminada. Los daños son tanto para la agente local, como para los turistas. Sus coches han sido arrastrados por el torrente, las caravanas de los veraneantes están en el mar. Las personas dicen que el desastre en sí era horrible pero se sienten agradecidos por haber sobrevivido. Su filosofía es que los bienes serán restablecidos pero las vidas humanas que fueron perdidas, no”.

Durante grandes desastres naturales como la inundación en la costa sur del mar Negro las aguas arrastran y matan a cientos de animales. Los ecólogos alarman de que han muerto peces, cerdos, ciervos y que hay muchas tortugas heridas.

Aparte de los animales en el bosque, murieron animales en las casas de los ciudadanos. Se trata de vacas, perros y gatos que se encontraban en el camino del agua y no tenían ninguna oportunidad de salvarse. “Es difícil hablar en un momento tan trágico, ya que en este caso hay personas fallecidas, incluso una médica veterinaria, la doctora Daniela Yordanova, que se había consagrado a la causa de ayudar a gatos y perros sin hogar”, dice con dolor Yavor Guéchev, uno de los defensores de animales más activos de Bulgaria: 

“Cuando hablamos de animales tenemos en cuenta dos grupos: están las mascotas como gatos, perros o conejos, que en la mayoría de los casos tienen dueños. Para estos animales el problema no es tan grande ya que son pequeños y se transportan rápidamente. Las cosas son más complicadas para los animales domésticos. Por ejemplo, para transportar una pequeña granja de vacas hace falta transporte y personas que sepan cómo trabajar con los animales. 

Si un animal de tamaño grande siente pánico en medio del desastre, se vuelve peligroso para las personas si éstas no saben cómo actuar. Ahora sucede lo mismo que sucedió durante las inundaciones en Mizia en 2014, cuando hubo muchas víctimas entre los animales. Entonces una mujer abrió su granja para acogerlos. La situación ahora es la misma, no hay medidas para evacuar a los animales y me siento muy triste por ello.

El problema es que cuando las personas evacúan dejan los animales en casa. Incluso dejan a los perros atados, condenándolos a muerte segura. Necesitan solamente 20 segundos para desatar a los animales y darles la oportunidad de salvarse. A nivel central no se hace nada por los animales.

Creo que cada municipio y granja debe disponer de planes para casos de emergencia para saber cómo evacuar, transportar y alojar a los animales. Los únicos que tienen la preparación necesaria para trabajar en casos de desastre son la Cruz Roja Búlgara, los servicios de Bomberos y Protección de la población y algunos de los ayuntamientos en los cuales se han creado células para ayudar en crisis y averías pero lamentablemente su número se cuenta a los dedos de la mano”.

Versión al español de Hristina Táseva