La escritora de origen franco-marroquí Leïla Slimani visitó la undécima edición del Festival Literario Internacional de Sofía. Es una de las más famosas escritoras y novelistas en Francia y en los países francófonos, portadora del premio Goncourt con su novela Canción dulce. En 2023 la escritora encabezó el jurado del premio internacional Booker cuyo portador es el escritor búlgaro Gueorgui Gospodinov con su novela Las tempestálidas, en la traducción de Angela Rodel. Slimani es autora de una serie de obras que cosecharon gran éxito como por ejemplo El perfume de las flores de noche que acaba de ser traducida al búlgaro: un relato sobre una noche en vela en Punta della Dogana en Venecia en medio de las colecciones artísticas de la fundación Pino, donde en la memoria se abre un mundo intermedio entre el este y el occidente.
Es el tercer libro traducido en búlgaro de Slimani después de En el jardín del ogro, una historia del cuerpo insaciable, dominado por la pulsión, y Canción ducle, un relato sobre la trampa de la dependencia mutua que finalmente se convierte en una tragedia.
Para Leila Slimani el proceso de escribir es un misterio que es posible únicamente en la oscuridad y en la soledad. Es asimismo en un espejo que muestra a la sociedad su imagen reflejada. En una entrevista para Radio Bulgaria la escritora explica dónde está la frontera entre la literatura y la política:
“A mi juicio, la literatura habla de nuestra relación con los demás, de lo que es vivir en una sociedad y por esto guarda una relación inevitable con la política. Cuando hablamos de la familia también se trata de política. Son pocas las áreas en la vida que no tengan que ver con la política. La literatura, como algo que abarca toda la vida, también pertenece al campo de la política”.
La literatura da poder. A juicio de Leila Slimani, puede ser un acto político, de rebeldía o feminista: la mujer que lee tiene secretos y no sabemos qué es lo que piensa. La mujer que lee ya no es una esposa o una madre, encerrada en el ámbito del hogar.
“La literatura da sentido y nos ofrece una forma de soledad, dice Leila Slimani. Cuando leemos nos encerramos en sí. Tenemos una vida interior y esto es muy importante. La literatura abre nuevos horizontes. Ya no existe solamente lo real, se genera una nueva realidad que se hace posible a través de los libros”.
¿Cuáles han sido sus primeras impresiones de la novela Las tempestálidas de Gueorgui Gospodinov?
“Prácticamente la he leído de una vez. En esta novela me sentí muy cómoda porque sugiere un mundo que conozco y amo, y me recuerda de mis autores favoritos. Me pareció muy ridícula y sumamente melancólica a la vez. Me conmovió muchísimo”.
Igual que Gueorgui Gospodinov, Leila Slimania proviene de una cultura periférica (al menos para nosotros como europeos) a pesar de que escribe en uno de los idiomas más difundidos y a pesar de ser portadora del más prestigioso premio francés de literatura. ¿Hasta qué grado podemos hablar de centro y de periferia cuando se trata de literatura?
“Creo que era así hace 50 años, pero esto ya no se corresponde con la realidad. Hoy el mundo se amplía. Se oyen nuevas voces de África, del centro de Europa o de Asia, y esto es muy bueno”.
Canción dulce, premiada con el premio Goncourt, es la historia de la niñera perfecta que mata a los niños que le fueron encomendados, en la cual se entrelazan relaciones de las esferas del poder entre personas de distintas clases y mundos. En realidad, ha sido inspirada en una historia auténtica, pero contiene elementos autobiográficos: la escritora cuenta de su propia niñera. ¿Cómo la realidad accede en la literatura?
“La literatura no viene de la nada, viene de lo vivido, de lo leído, de una película. No podemos marginalizarnos de la realidad”, termina diciendo Leila Slimani.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos:BTA
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