Sus habitantes lo describen como la "Pequeña Suiza de los Ródopes" por la asombrosa naturaleza que lo rodea y las buenas condiciones de vida. Babyak no es el típico pueblo búlgaro recóndito y desolado, sino que es un ejemplo a seguir. Es por eso que los lugareños no desean abandonarlo. Al contrario, es precisamente ahí donde quieren vivir y donde quieren criar a sus hijos. "¡Vengan y vean! ¡Ni siquiera en la ciudad de Sofía tienen un alcantarillado y unas infraestructuras como las de aquí!", exclama emocionado el alcalde de Babyak, Shemedin Baskov, que va por su segundo mandato en este pueblo situado a unos 15 km del municipio de Belitsa. Ante el micrófono de Bilyana Slavcheva de BNR-Blagoevgrad, el alcalde nos cuenta:
"Este es el único pueblo de la República de Bulgaria de donde no ha emigrado una sola persona. El nuestro es un pueblo muy bonito - su infraestructura fue creada gracias al alcalde municipal. Es un auténtico lujo vivir entre las montañas Pirin, Rila y Ródope. La gente elige este lugar por su tranquilidad y nosotros somos unos afortunados de haber nacido en este pintoresco pueblo. Simplemente, ¡no se puede describir con palabras!".
Babyak tiene más de 730 habitantes. En el pueblo hay una guardería y, además, algo cada vez menos habitual en las pequeñas poblaciones de Bulgaria: un colegio lleno de alumnos. Y, el número de niños en Babyak sigue creciendo:
"A nuestra guardería asisten actualmente unos 25 niños, de entre 3 y 6 años. Es una guardería mixta. Pero sólo hay 14 camas - como no son suficientes, los niños se quedan sólo hasta el mediodía ya que no pueden quedarse a dormir allí. Por otro lado, en nuestro pueblo ya tenemos entre 10 y 12 recién nacidos. Así que hemos presentado un proyecto para abrir una guardería más y, si tenemos suerte, lo conseguiremos. Aparte, en nuestra escuela primaria "Santos Cirilio y Metodio" hay unos 100 niños, de los cuales algunos los recoge un autobús desde los pueblos vecinos", explica Shemedin Baskov.
Algunos de los habitantes de Babyak son trabajadores temporeros que van a trabajar al extranjero durante el invierno y regresan a su pueblo natal cuando hace calor. "Nuestra gente es muy trabajadora, vivimos juntos y nos ayudamos unos a otros", afirma Shemedin Baskov. Hace dos años abrió puertas en el pueblo un pequeño taller de costura pensado para unas 15-16 costureras, que se está desarrollando poco a poco. "También queremos desarrollar el turismo rural en la zona, como lo están haciendo ya en el pueblo vecino de Ortsevo, en el que tienen casas de huéspedes. Pero, con todo esto, nuestro pueblo necesita el apoyo del Estado", afirma el alcalde Baskov.
Sin duda, el turismo podría ser una "mina de oro" para Babyak. En las cercanías hay restos de santuarios tracios, un túmulo funerario de finales de la Edad de Hierro y una necrópolis medieval. Otra curiosidad: dicen que hay yacimientos de oro bajo el pico Babyaška Chuka, y que la tribu besi extraía oro de estos lugares hace 2500-3000 años.
¿Podría acaso convertirse Babyak en el nuevo Klondike? Sea como sea, hay algo de lo que no nos cabe la menor duda: su hermosa naturaleza y su gastronomía son una baza importante a la hora de atraer a los turistas. Así como la presencia de jóvenes emprendedores, abiertos a ideas novedosas. "En el pueblo tenemos jóvenes que están formando familias pero también tenemos solteros que aún no se han establecido y me estoy planteando eso de imponerles un impuesto de solterío, ¡a ver si así se asientan de una vez!", bromea el alcalde, y luego añade para terminar:
"Por la tarde, cuando hace buen tiempo, ¡verán cuántas madres con cochecitos hay ahí fuera! Hemos llamado al centro del pueblo "La pequeña Suiza de los Rodopes". Porque ni siquiera en las ciudades van a encontrar un centro tan grande y tan bonito. La biblioteca municipal y todo lo demás, está situado en un lugar precioso, ¡simplemente brilla!". Así concluye nuestro encuentro con el alcalde, Shemedin Buskov, y con el maravilloso pueblo de Babyak.
Autor: Veneta Nikolova
Versión en español: Alena Markova
Fotos: BNR Blagoevgrad, BTA, Facebook,
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