Entre la biología y la iconografía los puntos en común son inescrutables e incomprensibles para las personas que se dedican a la ciencia. Para Ekaterina Titova, doctora de ciencias biológicas, acostumbrada a pensar desde el punto de vista de la lógica, la aproximación a la iglesia vino de por sí, a través de la música, mientras era corista en el orfeón de la catedral San Nicolás en la ciudad francesa de Niza. Al principio Katia cantaba sin entender el significado de los cánticos y comenzó a formular preguntas, pero nadie le dio respuestas.
Este interés la motivó a matricularse una estudiante externa en el Seminario de la Iglesia Ortodoxa de París, santa Genoveva. Sus estudios allí le revelaron el camino a seguir. A finales del primer año en el Seminario el sacerdote de la iglesia donde seguía cantando le dio su bendición para encabezar la escuela dominical. Al final de las clases de catequismo que daba a los niños, solía pintar con ellos. En torno al coro en que cantaba en la iglesia y las clases en la escuela dominical, comenzó a estudiar iconografía en París.
“Durante las clases me di cuenta de lo importante que es instruir a los niños a amar a las personas y a Dios”, cuenta Ekaterina Titova en una entrevista especial para Radio Bulgaria. Los allí niños son bilingües, algunos tienen raíces rusas, otros, búlgaras. Hay niños de matrimonios mixtos, medio italianos o medio franceses, en la escuela hablan en un idioma y en casa en otro. Algunos incluso hablan en dos o tres idiomas extranjeros en casa y les es difícil entender quiénes son. Por esto les dije que el núcleo de sus almas es el cristianismo ortodoxo, independientemente de la nacionalidad que tienen. Esto era muy importante para ellos, sus ojos brillaban y no necesitaban nada más. Les dije que la fe ortodoxa es su casa en cualquier punto del planeta”.
Cuando se graduó por el Seminario de París, Katia aprendió las técnicas de la pintura en la Academia de Artes Clásicas en Florencia y la Academia de los Oficios en Moscú. Mientras estudiaba se dio cuenta de que para pintar bien un artista debe sentirse tranquilo y no pensar en nada. El iconógrafo, sin embargo, debe poder ordenar una gran cantidad de materiales a su alrededor, rezar y después plasmar todo en la tabla.
De los iconos Ekaterina Titova emana luz de oro, símbolo de la santidad. Los colores de las imágenes son tiernos ya que deben predisponer a la oración. “La vanidad siempre es de colores llamativos. Los iconos deben irradiar tranquilidad, desde mi punto de vista. Es algo que siento con todo el corazón”, señala Katia.
Además, ella pinta pañuelos, abanicos y paraguas.
Cuando se casó Katia se trasladó a vivir a Alemania y Austria donde el padre Vladimir Tishchuk, responsable de la iglesia rusa en Sofía, la casó por la iglesia. Así, con la ayuda del padre Vladimir, llegó a Bulgaria y montó una exposición en el Instituto Cultural Ruso.
Mientras tanto, visitó Veliko Tarnovo y el Monasterio de Rila y quedó maravillada por su espiritualidad:
“Visité Veliko Tarnovo, una ciudad maravillosa, en la cual hay una enorme capa cultural. Allí sentí enorme alegría y una verdadera explosión de emociones. Este es el corazón espiritual de Bulgaria y me sentí orgullosa por Uds. de que poseen tal sitio. Es más bello que Suiza, hay un espíritu tan fuerte que está presente por todas partes. El Monasterio de Rila también era una vivencia extraordinaria: este fue el primer monasterio que visitamos en Bulgaria. Todo allí es muy armonioso y se hace con amor por Dos: los templos, los edificios, en el museo central quedamos boquiabiertos. Nunca hemos visto tal belleza ni en Austria, ni en Alemania, ni en algunos de los más grandes museos de Europa. Este es el más importante patrimonio. Bulgaria es lo que vimos allí. Creo que allí hay información que es un verdadero tesoro. Debemos enorgullecernos de esto y conservarlo. Creo que la fe es lo que conserva la nación porque sin fe nos alejamos de lo que es importante, mientras que con la fe estamos unidos y estamos más cerca de Dios”.
A finales de nuestra conversación Ekaterina Titova deseó a los búlgaros que vivan según las leyes de Cristo y que recuerden a Dios, a la fe y a su historia. “Su historia es tan rica. Tienen un maravilloso país, ámenlo y aprécienlo”.
Fotos: Darina Grigorova, facebook.com/RKIC.Sofia, podvorie-sofia.bg, icon-blagovest.com
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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