En 2024 el Museo Nacional de Historia llevó a cabo investigaciones científicas en 22 sitios arqueológicos búlgaros. Durante la temporada fueron descubiertos más de 1 400 objetos desde el periodo de la Prehistoria hasta la Edad Media y los más notables de ellos están exhibidos en una exposición especial titulada Antiguos objetos. Nuevos hallazgos. Temporada arqueológica 2024 en la sala para exposiciones temporales en el tercer piso del Museo. El arqueólogo Filip Petrunov del Instituto Nacional de Arqueología con Museo, adjunto a la Academia de Ciencias de Bulgaria, participó como director y sub director en tres de los estudios.
En Kaliakra, en el noreste de Bulgaria, bajo la dirección de la directora del Museo Nacional de Historia la Dr. Boni Petrunova, se realizan estudios en la ciudadela del territorio fortificado que llegó a su auge en el siglo XIV. De los tiempos de la Edad Media búlgara fueron descubiertas muchas vasijas tanto de producción bizantina como búlgara, incluso hay objetos importados de España e Italia, que fueron utilizados en el día a día de la población urbana representativa, explica el investigador. Fue descubierta una taberna situada en la calle central que muestra que se consumían alimentos lujosos desde el punto de vista actual como mariscos. Impresionan las conchas de ostras del mar Negro.
“Probablemente el alimento más barato eran los mariscos, los moluscos y algunas especies de peces. De todos modos, en aquellas condiciones era sumamente necesario adquirir todo lo que ofrecía el mar y que era parte de los alimentos cotidianos. A estas alturas no podemos calcular cuánto costaba un kilo de este alimento ya que faltan testimonios escritos. Es un hecho que su adquisición era difícil y su camino a la mesa era bastante trabajoso, lo cual supone que su precio era alto”.
La Fortaleza de Liutitsa hoy en día se encuentra cerca de la frontera de Bulgaria, Turquía y Grecia y desde sus muros se abren magníficas vistas hacia los tres países. El lugar está a 45 kilómetros de Edirne y era de importancia estratégica para Bizancio y para el Reino de Tarnovo.
“En 2024 dimos con un fenómeno sumamente interesante en la Fortaleza de Liutitsa que consiste en un corte que se hacía en las monedas de plata. De esta manera se eliminaban las imitaciones ya que no se ve ni una sola letra. Es un fenómeno que se da en masa en estas monedas. Se conserva únicamente la parte central de la moneda donde está representada la cruz. Podríamos interpretar esto como una prueba más de que los moradores de la Fortaleza querían distanciarse de los latinos en los Balcanes y subrayar su pertenencia al Trono de Tarnovo”, explica el científico.
“Tal vez lo más ineresante que se puede ver en estos momentos en la exposición en el Museo Nacional de Historia es una reconstrucción que logramos hacer con dos pintores de Varna: Marina y Nikolay Rusev quienes, utilizando como base de las fotos que tomamos, reconstruyeron un taller de cerámica. En las ruinas encontramos tres ruedas de alfareros, distintos esmaltes cerámicos que se aplican después de que la vasija se asa por segunda vez y un instrumento completamente conservado con el cual se aplicaba la decoración. Ya podemos afirmar categóricamente que gran parte de la cerámica lujosa que encontramos allí no se importaba, sino que se producía in situ”.
Durante el verano de 2024 en la ciudadela de Kokalianski Urvich fue descubierta una iglesia-túmulo en la cual están enterrados dos hombres y una niña. Su imagen reconstruida, así como el anillo de oro del tipo “insignia” que pertenecía al gobernador de la fortaleza también están exhibidas en la exposición representativa del Museo Nacional de Historia.
“Un hecho importante sobre Kokalianski Urvich es que por primera vez fue descubierta una tumba, aparte de los huesos y adornos específicos que son símbolo del poder real. Se trata de los adornos para la cabeza que se ataban al gorro o al pañuelo y se posicionaban sobre las sienes. Esta niña fue enterrada con dos de estos adornos que fueron elaborados especialmente tomando en consideración su talla para pender en la altura más apropiada. Uno de los adornos es una esfera que simboliza el sol, el otro representa la luna que contiene el símbolo del infinito, un ocho horizontal, que es una simbología muy profunda que debemos descifrar y recapacitar de aquí en adelante.
Esto es muy valioso para la arqueología, no se trata solamente de descubrir objetos, sino de encontrar la historia detrás de estos objetos”, señala el arqueólogo.
La exposición Antiguos objetos, nuevos hallazgos. Temporada arqueológica 2024 presenta los estudios de los arqueólogos hechos en una amplia área geográfica: desde los lechos de los ríos Struma y Mesta, a través de los Ródopes y el monte Sakar, hasta la costa del mar Negro y Dóbrudzha. Se han estudiado poblaciones y túmulos, fortalezas antiguas y medievales y los hallazgos presentados nos ofrecen un viaje único a través del tiempo y el pasado de Bulgaria.
Fotos: Ivo Ivanov, historymuseum.org, BTA, BGNES, Bulfoto
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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