El imprevisible tiempo de esta última primavera y sus cambios bruscos de temperatura, obligaron a los habitantes de Sofía a esconderse del frío y a buscar más bien las bebidas calientes. Así fue como descubrimos la tetería de Nikolay Kandilárov, acurrucada en una de las calles cercanas al bulevar Vítosha, en la capital. Un lugar creado en 2023 que además de ser especialmente acogedor, atrapa en seguida el interés de quienes entran descubiréndoles toda clase de secretos insospechados del mundo del té: de su ceremonia ritual, su consumición, tipos y sabores.
Hace unos años, Nikolay partió hacia Gran Bretaña donde estuvo trabajando como óptico en la ciudad de Bristol. Su nueva vida le llevó a sustituir poco a poco su café de la mañana por un té. Y llegó un momento en que decidió que tal vez podría arriesgar y empezar a vender té de importación precisamente en el país donde tomar té era tradición.
“Lo primero que me hizo pensar en intentar algo así fueron las estadísticas: en Inglaterra se toman unos 2 kilos de té por persona. Esto significa que en un país con más de 60 millones de personas, incluso habiendo muchas empresas que se dedican a esto mismo, puedes comenzar con la esperanza de que también habrá un nicho para ti en este mercado”, recuerda nuestro interlocutor. “Pero lo cierto es que los ingleses toman un té de bolsita de muy mala calidad. El té al que me dedico yo no puede ser tratado de esa manera - debes prestarle atención y concentrarte en su preparación. En los tés a granel el tiempo de infusión requiere especial atención y la temperatura del agua es muy importante. El té negro de bolsita está listo en unos 2-3 minutos, mientras que si dejas infusionar el mismo tiempo un té de clase superior, el resultado final no será el que podría y debería de ser. ”
La degustación de té según Nikolay se acerca en cierto sentido a la degustación de vinos porque cada infusión descubre nuevas connotaciones de un sabor.
Durante tres meses, justo antes de la pandemia de la Covid-19, nuestro compatriota se dedicó a masterizar todos los pormenores del cultivo, el cuidado, la recolección, la infusión y la manera de servir el té en una plantación especial en la ciudad japonesa de Wasuka, situada a media hora en tren de Kioto. Allí cada día laboral comenzaba a las 6 de la mañana:
“Trabajas para ellos sin cobrar pero son muy responsables y están dispuestos a enseñarte todo lo que saben. Uno de los granjeros estaba casado con una francesa y uno de los trabajadores era americano, así que gracias a ellos la comunicación era bastante fácil. Cada día empezábamos con un encuentro de todo el equipo, donde se planificaba cómo transcurrirá el día y qué tarea se asignaría a cada uno de nosotros. Entonces, dependiendo de la época del año, de si era tiempo de recolección, de abono, de arado de la plantación, etc, el personal se dividía en grupos y comenzaba el trabajo. Su estilo de formación de trabajadores se llama Senpai / Kohai y, según este, a lo largo de 3 meses pasas primero por ser alumno durante un mes, después practicas durante el segundo mes y el tercero te conviertes en profesor de los siguientes voluntarios.”
La idea de abrir su propia tetería y enseñar al paladar búlgaro la sensibilidad para apreciar un buen té fue surgiendo en el corazón de Nikolay mientras aún vivía en Inglaterra. Un día un amigo suyo le envió una invitación para visitar un festival del té en Sofía:
“Casi sin planificar, me planté aquí con una mochila y una maleta llenas de té para presentarme en el mercado búlgaro. Y descubrí que aquí hay mucha más demanda de cosas menos habituales en comparación con la oferta del mercado. Y que había además muy pocos sitios donde uno podía encontrar un té de calidad, estando casi todos principalmente en Sofía. A raíz de eso, de manera totalmente improvisada, me propusieron este local y yo decidí que la suerte estaba de mi lado. Así que arriesgué y probé a crear no sólo un espacio donde la gente tomara su té, sino un lugar donde las personas crearan una comunidad y aprendieran cosas nuevas.” Y allí continúa a día de hoy Nikolay Kandilárov, el búlgaro que creó un paraíso del té en el corazón de Sofía.
Autor: Yoan Kolev
Traducción en español y publicación: Alena Markova
Fotos: Archivo personal de Nikolay Kandilárov
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