Declarado creador de la música pop búlgara moderna, precursor e incluso “patriarca” de las canciones eternas búlgaras, el romántico e irresistiblemente encantador en vida Yosif Tsankov es sin duda uno de los decanos de los géneros ligeros musicales de Bulgaria, cuya obra impresiona por su volumen y cualidades artísticas.
Alumno de la famosa escuela norteamericana en Estambul, Robert College, y jurista diplomado por la Universidad de Sofía, Yosif Tsankov nació en 1911 en una de las más acaudaladas y cultas familias en la ciudad cosmopolita de Ruse. En la casa de sus padres se hablaba en francés, alemán e inglés, tocaban el piano, mantenían conversaciones sobre arte, literatura y filosofía. Su madre era la primera mujer en Bulgaria que conducía automóvil. Su padre donó el lugar en el cual fue construido el primer cine en Ruse.
Yosif poseía muchos talentos y tenía intereses muy variados. Comenzó a ocuparse de música cuando tenía seis años de edad y a los 11 hizo sus primeros intentos como compositor, a los 19 compuso su primera cancón de autor titulada Ven conmigo a Hawái.
En 1936 era uno de los fundadores de Radio Nacional de Bulgaria, dando ideas para muchos programas musicales e infantiles. De 1937 a 1941 el compositor trabajó activamente para el famoso teatro musical Odeon y compuso varias exitosas operetas.
Además, compuso un enorme número de valses, foxtrots, rumbas y tangos. El compositor era propietario y director de la primera fábrica búlgara para producción de vinilos. Después del 9 de septiembre de 1944, tras la llegada del régimen comunista, el nuevo poder sometió a represiones a todas las personas que eran consideradas “poco fiables” por su origen.
La actividad artística de Yosif Tsankov fue limitada drásticamente. Su música, calificada como burguesa, no se emitía en el éter de la radio, era prohibido interpretarla en los teatros y en los locales. Apenas a principios de los años 50 del siglo XX Yosif Tsankov fue designado en la compañía discográfica Balkanton que acababa de fundarse.
Sus más bellas canciones fueron compuestas en los años 60 del siglo XX en cooperación con los poetas Dimitar Vasilev y Dimitar Tochev y fueron interpretadas por estrellas de la música pop búlgara como Margaret Nikolova, Gueorgui Kordov, Lili Ivanova, Pasha Hristova. En 1967 el jurado del concurso de canción pop en el festival internacional Orfeo de Oro se negó a premiar la magnífica pieza Canción mía, amor mío, con letra de Dimitar Vasilev, a pesar de la alta valoración del público.
Obras de Yosif Tsankov fueron grabadas por estrellas como Josephine Baker, Claudio Villa, Arturo Testa, Siegfried Walendy y Gilbert Becaud. Hoy en día piezas como Rayos de la luna, Noche del sábado, Mi primavera, Cantan cien guitarras, Bésame, Nubes sin hogar no son solo parte de los recuerdos de los búlgaros de la generación anterior, sino que inspiran a intérpretes jóvenes quienes con frecuencia las presentan en arreglos modernos y nuevas versiones. Sin embargo, Canción mía, amor mío sigue siendo tal vez el éxito más querido, más escuchado y más importante de la obra de Yosif Tsankov y del repertorio de la gran cantante búlgara Yordanka Hristova y de la música búlgara en general.
“Esta canción me persigue, siempre está conmigo, es mi emblema, como se dice es mi marca reservada. Algunos periodistas incluso me llaman La señora canción mía, amor mío, y esto me agrada mucho”, dice en una entrevista para la cadena bTV Yordanka Hristova. Ella llama a Yosif Tsankov “una figura gigantesca, multifacética y de enorme importancia, y reconoce que adora esta canción. “Suena en todas partes y conmueve porque su tema es global, humano, mundial y no se limita solamente a la vida privada, tiene un mensaje bien diferente. Una canción excepcional: canción mía, amor mío y punto. No hacen falta más explicaciones”, dice Yordanka Hristova.
Redactora Tsvetana Tóncheva
Traducido y publicado por Hristina Táseva
Fotos: Archivo
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