La festividad de la Asunción de la Virgen María que la iglesia ortodoxa búlgara celebra el 15 de agosto está siendo considerada la festividad ortodoxa más importante dedicada a Ella. Cada año los templos y los monasterios búlgaros que llevan su nombre se colman de creyentes, jóvenes y viejos, enfermos y sufrientes. Acuden todos ellos movidos por la esperanza de encontrar respaldo y curación. Uno de estos sagrados recintos es el monasterio de Dragalevtsi de la Santísima Virgen de Vitosha. Dista 9 kilómetros de Sofía, está en la montaña cerca del homónimo barrio y había sido monasterio principal del Santo Monte de Sofía. Tras haber sido antaño centro de una escuela de literatos en los siglos XVI y XVII y foco importante del movimiento por la liberación nacional de los búlgaros en el siglo XIX, hoy en día este monasterio sigue atrayendo tanto a peregrinos como a aficionados a la historia y simples turistas.
En los días hábiles reina allá el silencio. Una monja joven vende velas en el templo del convento. Un grupo de niños dan tímidos pasos cruzando el umbral del templo. La monja risueña pide a los chicos a descubrirse. Les preguntamos a los niños, ¿quién es la Madre de Dios?
La Virgen María es la madre de Jesucristo, dice Yoanna, de 7 años de edad.
Les preguntamos ahora a los chavales si saben algo sobre el lugar en que están: A pesar de estar aquí por vez primera puedo decir que me gusta mucho y me siento feliz de encontrarme aquí, dice Ema. Es un lugar hermoso, agrega Daniel. Es un lugar en que pueden encender una velita. Siempre pido para mi familia que seamos todos sanos y salvos, añade Mijaela.
Son unos chiquillos, tienen una edad de 7 a 8 años pero saben muchas cosas, aclara Nikolay Asenov, dirigente de estos niños. Hoy nuestro objetivo es familiarizar a los niños con la religión cristiana. Vamos a recorrer el monasterio, les contaremos cosas sobre él. Espero que al término de nuestra visita estarán ya más informados, dice Nikolay y agrega: Creo que es de una importancia vital prestar también atención a lo espiritual. Llevo una decena de años ocupándome de grupos de niños y lo que me llama la atención es que las generaciones actuales no tienen el debido respeto, no creen en nada. Estos problemas hay que examinarlos no sólo en los programas escolares sino, ante todo, en el seno de la familia de uno.
El archimandrita Alexii, hoy monje de guardia en el monasterio de Dragalevtsi, habla ahora de la Madre de Dios: Ella es la primera que ora por nosotros ante Dios. En Ella depositamos nuestra esperanza de que intercederá por nosotros. Ella como madre, como ser humano, conoce la dureza de la vida y se hace eco con rapidez de nuestras peticiones, sabe lo que significa que uno tenga al hijo enfermo. Por esto celebramos la Asunción, porque la Virgen ascendió para reunirse con Dios. La celebramos solemnemente. Muchas personas que vienen por la mañana para asistir a la misa lo hacen también para comulgar. Se trata de todos los creyentes que, con regocijo, han estado en ayudo y se han confesado para depurar también sus almas. Aquí viene toda clase de personas. Llegan también familias enteras. A veces sólo es la madre quien acompañada por los hijos entra en el templo, el padre se queda afuera.
¿Dónde está la fe cristiana ortodoxa?
Esta fe que nos ha conservado búlgaros, la fe que ha guardado celosamente nuestras tradiciones y nuestra lengua, la historia gloriosa de nuestros antepasados. Otrora centros del espíritu búlgaro, fortalezas inexpugnables de la fe, hoy los monasterios guardan silenciosos el pasado espiritual en el linde que lo separa del presente material.
La fe del búlgaro no se ha perdido para ser recuperada, dice al archimandrita Alexii. La gente estaba encerrada en sí misma pero tenía su fe. No hay que olvidar que la educación es algo sumamente importante y que corresponde a la familia impartir y cultivar esta educación antes que a la escuela. Es que la escuela ofrece formación, pero la que educa es la familia. El hijo será igual a su padre. No es posible que un buen árbol dé un fruto podrido.
Sí, la fe existe, guardada en lo hondo de las almas. Desgarrada entre el canon y la vida mundana, en pos de la verdad allende las supersticiones y los dogmas, la fe traspasa con pasos vacilantes el umbral del templo para encontrar en su recinto consuelo y salvación.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Darina Grigorova y asport-bg.com