Por el oro la gente pagaba con su alma mientras la Rueda de la Fortuna agraciaba a escasas personas con su ilusoria felicidad. El resplandor del oro atrae y fascina desde tiempos antiguos. No es sencillamente un pedazo de metal que simboliza la riqueza, sino una prueba para la resistencia de la voluntad y la pulcritud del corazón, un filamento brillante en numerosas obras.
En las tierras de Bulgaria siempre se ha buscado el metal amarillo. Últimamente va aumentando el número de las personas que se dirigen a los ríos para procurar hallar allá el noble metal. ¿Qué hay, sin embargo, en los lechos de los ríos y por qué no hay en Bulgaria un buscador de oro que se haya lucrado con esta actividad? Lazar Vulneev, quien lleva cinco años dedicado a esta afición, trata de despejar la interrogante:
“En Bulgaria se ha obtenido oro desde hace más de 6 milenios. No es posible equiparar las cantidades de oro obtenidas en los ríos con las escalas allende el océano, pese a que los ríos búlgaros estaban sumamente ricos en oro. Es un hecho curioso el que los tracios extraían el oro en minas utilizando herramientas de cobre. Luego les sucedieron los romanos antiguos, sus legiones fueron excavando enormes terraplenes en la montaña Vitosha y el oro obtenido se empleaba en pagar sus sueldos. A comienzos del siglo pasado, familias enteras de Macedonia se alojaron en las riberas de los ríos búlgaros y se fueron manteniendo con el oro que extraían. Después, en los años de la II Guerra Mundial, los alemanes hicieron levantamientos topográficos del territorio completo de Bulgaria. Los rusos hicieron otro tanto y así se tenía información de todo en el país. Es cierto que actualmente existen ciertas reservas de oro pero el problema es conocer cómo es la calidad y la concentración de las partículas de oro. Así que lo mejor sería que la gente se dedicara a la extracción de oro como una afición. Si uno se pone a imaginar cuán rápido se va a hacer un millonario muy pronto acabará decepcionado”.
Lo que movió a Lazar a transformarse en un buscador de oro ha sido el romanticismo que le insuflaban los libros de Jack London y aquel grano de esperanza que le hacía soñar con algo más importante. No obstante, como hombre del arte que lleva ya 20 años cantando en el coro de la Ópera de Sofía, Lazar nunca se ha conformado con el sencillo “enjuague” en la extracción de oro y así ha buscado otros procedimientos.
“El interés de los seres humanos por el oro es muy antiguo y no es nada casual. El oro tecnológicamente elaborado más antiguo, descubierto en las tierras búlgaras, es el de la necrópolis calcolítica de Varna de más de 6500 años. Podemos encontrar referencias al oro también en los capítulos iniciales de la Biblia, cuando se hace la descripción del Edén :”Y un río brotaba del Edén e iba a regar el jardín y de éste se ramificaba en cuatro ríos principales. Uno de esos ríos se llama Pisón y cerca la tierra entera de Havila donde hay oro. Y el oro en esa tierra es de ley - dice Lazar y continúa -. No se si alguien en algún momento nos lo puso en los genes pero el interés por el oro es grande”.
Lazar asegura que la búsqueda de oro es una afición que se transforma en obsesión pero también es una prueba para el carácter. ”Si un hombre es fuerte de espíritu consigue someter al oro y sofrenar el mal que lleva en sus entrañas. Si no lo consigue, afloran de repente todas sus cualidades negativas”. Por otro lado en el oro hay un grandioso fraude, una enorme ilusión. Durante la fiebre del oro en Klondike casi 140 mil personas de Norteamérica y hasta de Europa hipotecaron sus bienes y se gastaron la última plata que tenían para lanzarse a aquella aventura. En última instancia de aquellas 140 mil personas sólo unas 300 a 400 lograron ponerse las botas y lucrarse.
En Bulgaria se está notando igualmente un peculiar Klondike. Por la pobreza, el número de los buscadores de oro en este país ha aumentado en sólo un año en 400 y éstos suman ahora 1500.Lo que afrontan todos ellos es un hecho desagradable: hay muchos ríos auríferos pero todos ellos de ínfimas cantidades de oro.
Ser un buscador de oro no equivale a ser un buscatesoros. La ley prohíbe cavar en el suelo y las leyendas sobre tesoros sepultados en el subsuelo sólo deberían interesar al Estado. En cambio, la naturaleza es de todos. Así algunas personas pasan numerosas horas a la orilla de un río, otros buscan meteoritos que puedan vender a buen precio, otros más contemplan la hermosura de las piedrecitas .Como lo hace Lazar:
“Mi nueva afición son las piedrecitas semipreciosas. Son increíblemente hermosas e irradian cierto tipo de energía. Sólo las hay en unas pocas zonas del país, igualmente cargadas de energía como son los Ródopes Orientales, la porción central de la Cordillera de los Balcanes, la Meseta de Shumen. En esas zonas hay muy frecuentemente santuarios tracios. Hay que saber que donde hay un santuario tracio necesariamente habrá oro en proximidad.: oro por descubrir u oro de minas tracias. Las cosas están relacionadas, pues.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: www.forum.zlatoimeteoriti.bg
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