Ella es arqueóloga pero su vocación es trabajar con y para los niños. Sueña con crear sitios en Bulgaria que los ayuden a mantener por más tiempo posible su curiosidad por el mundo, y con cada proyecto nuevo cumple una parte de su sueño. Aspira a convertir los sitios grises y aburridos que visitamos a diario en espacios inspiradores para nuestros hijos, para que podamos ir al banco, a la farmacia, a la tienda, a la biblioteca con los pequeños sin tener que explicarles que deberían portarse “bien” y no molestar a los demás adultos; darles la oportunidad de comprender nuestra vida cotidiana, hacer que sean parte de ella y que ésta sirva de inspiración para su educación. Porque los niños no dejarían de aprender cosas nuevas si no les pusiéramos restricciones.

Ella es Vésela Guércheva y es la directora de programación del Centro Educativo Infantil “Museico”. Lleva 10 años trabajando en los diferentes aspectos de este proyecto, inclusive en los pequeños prototipos suyos que se han creado en varios museos tradicionales de Bulgaria.

“La iniciativa de acondicionar espacios para niños en los museos es un proyecto financiado por la Fundación América para Bulgaria dentro del cual hemos creado 6 rincones infantiles – dice –. Nuestra ambición es demostrar que en los museos hay espacio para los niños, que no son lugares aburridos y llenos de objetos cubiertos de polvo, sino que son animados y pueden inspirar mediante las investigaciones científicas y la labor que realizan allí los equipos”.

Vésela Guércheva y sus compañeros de la Nueva Universidad Búlgara crean los espacios especializados para niños que siguen el tema y el concepto del correspondiente museo: el Complejo Arqueológico “Étara”, en la ciudad de Gabrovo, el Museo de Historia Militar, el Museo de la Tierra y el Hombre de Sofía, los museos históricos regionales de Blagoevgrad y Kyustendil; además regalan una exhibición temporal al Museo de Historia de Shumen.

“Es importante decir que con los niños las cosas nunca ocurren tal y como te las imaginas, ni siendo padre ni trabajando con ellos – explica Vesela Guércheva –. Mi gran privilegio es que trabajo en un momento en el que en Bulgaria hay partidarios de la idea de que los niños tienen derecho a sus propios espacios y que tiene sentido que los inspiremos. Yo parto no sólo de mi experiencia, sino de los logros de varias iniciativas educativas que funcionan con mucho éxito. Se trata de gente que en los últimos cinco años han roto un modelo de lo que los niños pueden hacer, por eso en estos nuevos espacios cada vez más cosas suceden de la manera que a mí me parece oportuna”.

La idea es crear más espacios nuevos que brinden oportunidades a los niños para que piensen, que deseen aprender, experimentar y ser creativos, son las habilidades que los llamados “lugares inteligentes” provocan. Vésela Guércheva afirma que ninguno de los rincones infantiles que ha montado en los diferentes museos es su favorito.

“Todos ellos son mis favoritos por diferentes motivos. El primero, el del Museo Regional de Historia de Blagoevgrad, era el más difícil, porque muchas de las cosas las tuvimos que hacer por primera vez. El proyecto más diferente, por la peculiaridad del museo, es el espacio infantil en el “Étara”. El “Étara” es un museo al aire libre y la temporada alta comprende 6 ó 7 meses anuales. La experiencia en el Museo de Historia Militar de Sofía fue inolvidable debido a la labor conjunta con su equipo. Resulta bastante difícil presentar a los niños los temas de las investigaciones que se llevan a cabo allí. La historia militar tiene un cierto nivel de abstracción, sobre todo si todavía eres pequeño y solucionas tus conflictos de una manera más directa”, explica Vesela Guércheva

Todo lo que ha hecho la arqueóloga muestra que no existen sitios inadecuados, prohibidos o aburridos para los niños. Con tal de que les permitamos acceder a nuestra vida cotidiana, ellos podrán ir acumulando conocimientos y habilidades sin hacer nada contra su voluntad y sin que los adultos se esfuercen. Es evidente que cada vez más personas son conscientes de esta necesidad porque aumenta el número de espacios infantiles en los lugares públicos. “Así estamos cambiando la forma en la que los niños aprenden sin cambiar el sistema educativo”, dice en conclusión Vesela Guércheva.

Versión en español por Svetoslava Slávcheva