Yakoruda es una ciudad al Sur de Bulgaria situada en el punto que recoge la energía de tres montañas: Rila, Pirin y los Ródope. Un hecho interesante es que en la exploración y el cartografiado de la isla de Greenwich en la Antártica, a uno de los glaciares se le puso el nombre de la ciudad: Yakoruda Glacie. El glaciar se encuentra al Oeste del estrecho McFarlane, tiene 2,5 kilómetros de longitud y 5 de anchura. El nombre se lo puso la expedición búlgara "Tangra 2004/2005".
Yakoruda resulta ser uno de los puntos por los que pasaba la calzada romana que conectaba Filopópolis y el valle del Maritsa con una de las principales vías del Imperio Romano, la Vía Egnatia. Son testigos de ello las ruinas de dos fortalezas, una llamada Kaliata y la otra Gradishteto. Grandes personalidades han nacido en esta ciudad: los líderes Todor de Macedonia y Bogdan, o el escritor Nikifor Popfilitov. El poeta búlgaro Petko Pachov Slaveykov también era de Yakoruda por parte de su abuelo, a quien la gente de la zona llamaba Racho Chehlaria.
Yakoruda tiene un folclore único, y cultura y tradiciones locales que la gente todavía ama, respeta y transmite a sus hijos. Hay tres etnias: cristianos, musulmanes y gitanos, las cuales celebran sus fiestas, se ayudan y respetan sus diferencias. El folclore de la zona es una mezcla única entre música de Pirin y de los Ródope, y el dialecto es tan específico que saberlo es como haber estudiado un idioma extranjero.
El Día de San Jorge es una celebración que la gente de la localidad considera familiar, personal y muy importante. Todos quienes viven en el extranjero y fuera de Yakoruda vuelven cada año este día, para celebrar San Jorge con sus seres queridos en las praderas de la zona, donde antaño se hallaba la ciudad.
Sobre las costumbres y las emociones de esta celebración nos habla Vania Palova, culturóloga, funcionaria pública y ciudadana de Yakoruda:
San Jorge es una de las fiestas más búlgaras que celebramos en Yakoruda. A menudo bromeo diciendo que San Jorge es la fiesta nacional de la ciudad. Se celebra en la zona de Yakoruda en la que se encontraba el primer asentamiento. Ahí está la iglesia de San Jorge, construida sobre los restos del templo antiguo, cuyos cimientos aún se conservan y se pueden ver bien. Toda esa zona irradia calidez y energía positiva, y por ello parte de los habitantes de la ciudad vuelven en algún momento del año. En la víspera del 6 de mayo en cada barrio la gente se reúne, se ponen trajes tradicionales y salen a la puerta de sus casas. Vierten agua en grandes recipientes de cerámica y cada familia lleva ramilletes de flores atadas con hilo rojo, en aras de salud y prosperidad. Todos cantan y bailan, y las vasijas se dejan bajo un rosal o un arbusto en flor durante toda la noche del 5 al 6 de mayo. El día de San Jorge, al volver de los prados, la gente se reúne de nuevo y cada uno recoge su ramillete.
Aún en la actualidad se practica una interesante costumbre local: las mujeres pintan huevos como en Pascua, pero solamente rojos, y los llevan a la celebración. Con estos huevos los niños juegan a adivinar quién tendrá más suerte y salud a lo largo del año. Suele ser el niño o la niña que consigue lanzar su huevo más alto. Volviendo a la preparación de las ofrendas, de nuevo nos cuenta Vania Palova.
El 5 de mayo, en el patio de la iglesia Santos Cirilo y Metodio se reúnen las ofrendas. Se trata de corderos donados por la gente. Cualquiera, independientemente de su religión, puede venir y donar un cordero. No conozco ningún pueblo búlgaro donde se reúnan tantas donaciones: cada año se reciben unos 40 o 50 corderos. Temprano por la mañana el día de San Jorge se empiezan a cocinar los corderos. Es bonito preparar entre todos lo necesario, y no hay plato más exquisito que el de esta fiesta. Gran parte de la gente tiene su propio sitio donde desde siempre se reúnen varias generaciones. Cada uno sabe dónde poner sus platos y preparar la mesa para celebrar la fiesta. Suenan tambores, zurnas (instrumento de viento parecido al oboe), todo es música y alegría. La gente viene vestida con trajes tradicionales y los caballos engalanados. Durante el día se intercambian brindis. Por la noche, en coche, caballo o carro, todos van a la plaza de Yakoruda para continuar cantando y bailando hasta la madrugada, cada uno lo que pueda aguantar.
Versión en español por Marta Ros
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