Con cada año que pasa crece la cifra de emigrantes búlgaros. Lamentablemente, entre ellos hay un gran número de compatriotas capacitados que no encuentran realización en la patria. El proceso se inició ya en la época totalitarista, cuando numerosos especialistas búlgaros de mente lúcida, discrepantes con el sistema, hacían todo lo posible para emprender rumbo hacia “el mundo libre”. Uno de esos profesionales es el Dr. Gueorgui Lázarov, decano de la comunidad búlgara en Baltimore (EE.UU.), que está entre los mejores cirujanos del brazo en el país.
Nació en 1931 en la ciudad de Plovdiv, la segunda más grande de Bulgaria. Pese a los muchos obstáculos y a la presión a la que fue sometido, logró establecer en aquélla un centro de cirugía de la extremidad superior. El sistema, empero, no le dejó evolucionar y decidió abandonar el país.
Mi camino fue bastante largo, ya que pasé por muchas peripecias –cuenta su periplo desde Bulgaria hasta Baltimore el Dr. Lázarov– . Me gradué en Medicina en Bulgaria e hice especialización en Ortopedia, cirugía de la extremidad superior. En aquel entonces, en Libia ocurrió el golpe de Estado, Muamar Gadafi llegó al poder y todos los médicos italianos huyeron de ahí. Bulgaria necesitaba divisa, así que, a pesar de que no era militante del Partido Comunista, me dejaron ir a Bengasi como jefe del Departamento de Traumatología. Ahí trabajé un año. Luego, en lugar de regresar a casa, con mi esposa nos fuimos a Francia. Resultó que para poder trabajar en mi especialidad tenía que empezar desde el cero y hacer todos los exámenes de medicina. Tenía muy buenos conocimientos en francés pero el proceso podría tomar varios años. En aquel mismo momento en los EE.UU. necesitaban médicos jóvenes. Empecé como un médico pasante, después me contrataron en un prestigioso hospital en Baltimore. Tuve suerte porque justo entonces se formaba el grupo norteamericano para cirugía de la extremidad superior.
Después de poner fin a su carrera profesional, el Dr. Lázarov se dedicó a su Fundación San Jorge, que se dedica a realizar iniciativas para la preservación de la cultura y la memoria búlgaras. Una de estas iniciativas es el anual Concurso Internacional para Nueva Música Sinfónica Búlgara en compás de 7/8 que estimula la creación de obras de sonido búlgaro.
En los últimos años la fundación del Dr. Lázarov erigió monumentos a varias personalidades, víctimas del comunismo como el músico Alexánder Nikólov, asesinado en el campo de concentración cerca de la ciudad de Lovech, el gran artista Tzanko Lavrenov, el diputado demócrata Svetoslav Lúchnikov, el periodista, escritor y dramaturgo Gueorgui Markov, y también Kamen Vichev, maestro de escuela de Gueorgui Lázarov.
Estudié en el colegio francés de Plovdiv –dice el cirujano– . Profesor responsable de mi clase fue Kamen Vichev, un docente de Filosofía y Ética sumamente inteligente, a quien recuerdo con cariño. Kamen Vichev y mi profesor de química fueron condenados a muerte por el llamado Tribunal del poder popular y ejecutados. Cuando se produjeron los cambios en Bulgaria, quise inmortalizar de alguna manera a este hombre, ya que nadie decía nada de las víctimas del comunismo. Entonces me pusieron en contacto con Danko Nakov, un escultor muy talentoso de Plovdiv, con quien hicimos el monumento a Kamen Vichev cerca de la catedral católica de la ciudad. A partir de entonces nuestra amistad fue creciendo y casi cada año hacíamos un monumento.
En cuanto al monumento a Gueorgui Markov, el Dr. Lázarov comenta que la idea del mismo surgió con el objetivo de no permitir que el recuerdo de un héroe contra el comunismo cayera en el olvido.
Sobre las obras patrióticas y benéficas del Dr. Guergui Lázarov se podría hablar mucho. En resumen se puede decir que hoy en día profesan mayor acato al patriotismo y a la responsabilidad hacia Bulgaria los búlgaros residentes en el extranjero que los que han quedado en sus límites. También en este país hay búlgaros que han amasado fortuna pero son escasos los que han hecho tanto para la memoria y el ánimo nacionales como los búlgaros extrafronteras.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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