La región de la porción central de la Cordillera de los Balcanes de la que forman parte los municipios de Pirdop, Zlatitsa, Chelopech, Anton, entre otros, tiene la imagen de una zona industrial. Se encuentran allá algunos de los empleadores corporativos más importantes en el país que dan empleo a más de 8 mil trabajadores. La Aurubis -Bulgaria S.A. la Elatsite Cuprífera S.A. y la Dundee Precious Metals-Chelopech, sólo son una parte de las empresas creadas con capital extranjero. Sus tipos de producción se relacionan con la extracción de minerales cupríferos con contenido de oro y su procesamiento.
Sobre el telón de fondo de los gigantes tecnológicos que reclaman continuamente mano de obra, son pocas las personas en esa región de Bulgaria que se atrevan a montar negocio propio en el terreno de la producción. No obstante ello, el espíritu emprendedor de los nativos no se ha quedado en el pasado y una prueba de su vigor es el invernadero para el cultivo durante todo el año de flores cuyas instalaciones se divisan desde la carretera que conduce de Sofía a Burgás. El invernadero se encuentra en proximidad a la aldea de Chelopech.
Su dueño, Gueorgui Ostrev, se inició en la floricultura hace una veintena de años. Antes había sido director de la producción de flores en el Ayuntamiento de Sofía y llegó a gestionar invernaderos extensos y bien equipados. Hoy en día las flores en su invernadero se cultivan sobre grandes mesas especiales importadas de Holanda. El objetivo es que los trabajadores no se agachen y se evite el cansancio que les produciría el cultivo de las flores directamente en el suelo. Para iniciar su negocio, Georgui solicitó crédito a un banco, Califica ahora su iniciativa de atrevimiento juvenil pero no se arrepiente, porque la floricultura se ha convertido en sustento principal para su familia. Además, en el invernadero trabajan otras 8 personas que mantienen igualmente a sus familias gracias a esta labor. Georgui Ostrev ha calculado que actualmente en Bulgaria uno puede montar un pequeño negocio con un crédito de unos 8 mil euros. Resume en estos términos las causas que lo han movido a hacerse independiente: “
Seguro que cualquiera como yo habrá tenido que soportar la presencia de jefes tontos e inexpertos que no conozcan bien el trabajo. Soy de la opinión de que han sido tales los dirigentes de todas las empresas estatales y municipales y por esto di pasos para trabajar lo que mejor se me daba, y hacerlo para mí mismo. Cuando uno tiene ambiciones, el dinero nunca le alcanza. Quieres extender incesantemente tu negocio, pero el mercado en Bulgaria es reducido y no permite tal envergadura. A quienquiera que decida dedicarse a un negocio similar le sugeriría ir extendiendo su negocio a pequeños pasos y no comportarse en forma muy presuntuosa o contundente en su actuación. Lo importante es vigilar las tendencias. Yo, por ejemplo, al comienzo me dedicaba sólo a cultivar flores en macetas, pero aquello resultó sumamente insuficiente, porque eran temporal y pasajero. La práctica me ha enseñado que las flores para hacer ramilletes tienen una demanda a diario y son muy pretendidas en el mercado.
Georgui Ostrev augura tiempos óptimos para toda la agricultura en Bulgaria. Sus expectativas vienen siendo alimentadas también por los éxitos que han tenido otros empresarios en la esfera de la ganadería y el agro.
Estoy sorprendido por la diversidad de los productores en los pequeños núcleos poblacionales. Hay tipos de producción y oficios artesanales locales que nosotros ignoramos aunque son de la región de Sofía. Recientemente, visité una granja de búfalos en la vecina aldea de Grigorovo. Llevaba años sin haber catado productos a base de leche de búfala, desde los años de mi infancia. Me quedé gratamente sorprendido de que esos productos se volvían a producir y eso me colmó de optimismo sobre el futuro de Bulgaria. Me he reunido con personas que fabrican productos lácteos y los comercializan luego en tiendas propias en Sofía y sus alrededores. Voy viendo cómo los esfuerzos de diferentes empresarios se van coronando de éxito. Tenemos un mercado reducido y hay que esmerarse mucho en los detalles. Cuando uno trabaja en forma autónoma tiene su responsabilidad con respecto a cada cliente. Además, uno se afana a defender y conservar las tradiciones búlgaras. Si esta entrevista se hubiera producido hace uno o dos años, yo me hubiese mostrado más escéptico, pero ahora tengo unos ánimos muy optimistas, concluye Georgui Ostrev.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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