Enero de 2017 es el mes en que inicia su andadura el flamante Tribunal Especial para Kosovo, con sede en La Haya. La ratificación de la nueva institución y la confección de reglas para la producción y las pruebas ya se encuentran en manos de la catedrática Ekaterina Trendafilova, una juez búlgara de reputación excelente. Accede al puesto de presidenta de la flamante institución tras expirar su mandato de 9 años en la Corte Penal Internacional en La haya. En la misma ella ha sido jueza en causas penales relacionadas con graves crímenes de lesa humanidad cometidos en Uganda, la República Centroafricana, Kenia, Congo, Sudán, entre otros países. En Kenia durante el proceso contra el viceprimer ministro, Uhuru Kanyatta, Ekaterina Trendafilova se granjeó las simpatías de la población por su resolución, intransigencia e innegable profesionalismo. Las sesiones del tribunal iban siendo transmitidas por la televisión y eran las cosas más comentadas en bares, restaurantes y comercios. El nombre de la jueza búlgara cobró tanta popularidad que hoy lo llevan incluso niños nacidos durante y después del cierre del proceso judicial.
La catedrática Trendafilova es uno de los expertos más destacados en el terreno del proceso penal. Ha participado en la reformación del sistema penal-procesal búlgaro como también en la preparación de una serie de actas normativas relacionadas con el sistema judicial. Ha dirigido el departamento de ciencias de derecho penal en el Consejo Consultivo para Legislación, adscrito a la presidencia del Parlamento. Desde 1992 hasta 1995, Ekaterina Trendafilova ha sido representante de Bulgaria ante la Comisión de la ONU de Prevención de la Delincuencia y de Justicia Penal, con sede en Viena.
La primera señal sobre la necesidad de crear un tal tribunal la dio Carla del Ponte, primera fiscal del Tribunal Penal internacional para la ex Yugoslavia. En 2008 fue publicado su libro “La caza: yo y los criminales de guerra”. La obra recogía información sobre una serie de crímenes investigados por Carla del Ponte y de los cuales existían pruebas, pero en el transcurso de su trabajo ella no acababa de formular cargos debido a trabas de muy diversa naturaleza. Se trata de delitos como homicidios con objeto de efectuar tráfico de órganos, secuestros, abusos sexuales contra serbios y gitanos, y contra albaneses sospechados de haber colaborado con los serbios durante el conflicto armado tendente a desgajamiento de Kosovo de Serbia, años 1998 -1999, y anteriormente. Eran autores de estos delitos integrantes de alto rango del Ejército de Liberación de Kosovo. Esos criminales de guerra estaban siendo considerados como héroes nacionales por la población albanesa y este hecho generaba dificultades complementarias ante las investigaciones en el territorio de Kosovo y en el norte de Albania.
Afirmaciones tan graves no podían quedarse sin repercusión y así la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa dispuso una inspección inmediatamente después de ver la luz el citado libro. Los datos aducidos por Carla del Ponte se confirmaron. Después la UE designó una comisión para la investigación de los crímenes en Kosovo. Paulatinamente se fue arribando a la conclusión de que únicamente un tribunal especial fuera del país sería capaz de asegurar una investigación independiente, objetiva e imparcial.
En agosto de 2015, el Parlamento en Pristina aprobó una ley sobre la formación de un tribunal especial con instancias conformes al sistema de justicia de Kosovo, con sede en La Haya e integrado completamente por jueces internacionales. El objetivo apuntaba a asegurar una administración de justicia objetiva e imparcial que, además, fuera acogida de manera positiva no sólo por la comunidad internacional, sino también por la población kosovar.
La presencia de la catedrática Ekaterina Trendafilova en el seno del flamante Tribunal Especial para Kosovo infunde esperanza de que esta institución comience a funcionar con éxito. Es algo que, indiscutiblemente, resulta importante para toda la región. La comunidad internacional tiene bien claro que mientras no sea buscada en forma adecuada responsabilidad a los culpables por los crímenes en los Balcanes, esta península seguirá siendo el polvorín de Europa. Es enésima prueba de ello el aumento de la tensión entre Kosovo y Serbia en los últimos días.
Versión en español por Mijail Mijailov
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