Se ha inaugurado en Sofía la exposición “La memoria del bordado de Sofía”, dedicada al 90 aniversario de la creación del Museo de Historia Regional de la capital búlgara. La exposición temporal presenta el rico patrimonio de los bordados elaborados en los pueblos de alrededor de Sofía, que posteriormente se distribuyeron como modelos por toda la región. Para la exposición se han seleccionado obras de finales del siglo XIX y de principios del XX. Katelina Pavlova, curadora de la exposición, aporta más detalles sobre los bordados de Sofía y su colorido y ornamentos característicos:
El bordado de Sofía forma parte del bordado búlgaro, y como tal es parte también de nuestro patrimonio cultural e histórico. Tiene un brillante color rojo vino llamado “sedoso” Es un bordado confeccionado en un pasado lejano con seda hecha y teñida en casa, de ahí su nombre, independientemente de que en el siglo XIX y a principios del XX las tejedoras utilizaran básicamente hilos de algodón y lana. Lo característico del bordado de Sofía es que en su variante tradicional ese bordado se hacía en las mangas de las camisas de mujer, desde el hombro hasta la muñeca. Resultan igualmente típicos los motivos de flora y fauna insertados en rombos y cuadrados, ubicados de manera horizontal o diagonal en las mangas. Es muy curioso el uso de la roseta de 8 pétalos, y su transformación en una estrella de 8 puntas, lo que también es un motivo muy característico de la región de Sofía.
No han llegado hasta nuestros días todos los tipos de bordado empleados antaño por las tejedoras de Sofía. Algunos se han perdido, otros resultan difíciles de descifrar, ya que los objetos donde están tejidos están muy dañados por el paso del tiempo y no se puede ver por dónde ni cómo pasaba el hilo.
Actualmente se emplean unos 20 tipos de bordado, de los cuales 5 o 6 son los más utilizados, explica Antoaneta Toltukova, una de las tejedoras que recaban información sobre el bordado tradicional de Sofía y sus particularidades en las diferentes regiones, para estudiarlo y conservarlo para las generaciones venideras. El punto básico del bordado búlgaro no es el punto de cruz, sino el oblicuo. El punto de cruz se introdujo después de la Liberación del dominio otomano, y fue arraigando en Bulgaria como una técnica moderna de bordado.
Ani Yoveva, tejedora y diseñadora, informa algo que estaba de moda en el bordado de Sofía en aquellos siglos:
La ropa negra era una indumentaria novedosa a principios del siglo XX. Fue viendo la luz tras comenzar a funcionar las escuelas de Economía, en las que se formaban chicas que iban a elaborarla. El color estaba influenciado por la moda occidental, las prendas se confeccionaban con materiales más novedosos que ya no eran tejidos a mano. A las prendas nuevas y modernas se les incorporaron elementos de los trajes típicos tradicionales.
De lo moderno en aquel entonces pasamos a lo moderno en la actualidad, ya que “La memoria del bordado de Sofía” es una exposición que no sólo se asoma a las tradiciones, sino también a innovaciones y experimentos de diseño en el ámbito del arte aplicado del bordado.
En la época actual muchos jóvenes diseñadores búlgaros sacan colecciones de prensas deportivas y de uso cotidiano decoradas con bordados”, dice la curadora Katelina Pavlova. “Sus preferencias tienden a los colores o figuras geométricas de los bordados de Sofía. El rombo es igualmente uno de los elementos más utilizados en las colecciones de esos diseñadores.
Son ejemplos de lo anterior los excelentes modelos de vestidos creados por Moriana Filipova, diseñadora joven, talentosa y ya consagrada en los círculos de la moda, no sólo en Bulgaria. Esos vestidos están decorados con motivos bordados a mano que se muestran en esta exposición. Se pueden ver también otras aplicaciones actuales del bordado de Sofía: en ropa, manteles, bolsos, pulseras o llaveros.
El bordado de Sofía se ha consagrado a través de los siglos y sigue existiendo y evolucionando. El bordado “recuerda”. Recuerda colores, motivos, situaciones; recuerda a su autor. Y permanecerá para las generaciones venideras gracias al talento de las tejedoras búlgaras.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Desislava Semkovska
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