Los habitantes de la aldea de Bánichan, en el suroeste de Bulgaria, suman menos de 600, pero se enorgullecen a justo título de su historia, cultura y fe. Además, la aldea cuenta con mayor número de templos per cápita.
“En el término municipal de la aldea se encuentran construidas cuatro iglesias y tres capillas. Hay también otros sitios sagrados que otrora fueran iglesias y monasterios, pero no han sido restaurados –dice Diana Peltékova, del consejo parroquial de la aldea– . Desde hace un par de años se viene construyendo la capilla de San Paísiy de Jilendar, ahora está a punto de iniciarse su acondicionamiento interior y el dibujo de iconos. El templo más veterano es la iglesia de San Miguel Arcángel, del año 1864, cuyas obras se iniciaron tras haber tenido una mujer de Bánichan una aparición en sueño del santo”.
”En estos tiempos hay que orientar a los menores a los valores genuinos intrínsecos de los búlgaros, concretamente, a nuestra fe –comenta Diana Peltékova–. Es de suma importancia que el pueblo búlgaro entero vuelva a las virtudes morales de nuestros ancestros, para transmitir y guardar para las generaciones venideras los templos, el ornato, los iconos y los milagros obrados. Cada uno de nosotros debe hacer su parte para el crecimiento espiritual de nuestra sociedad”.
A Bánichan se la conoce por sus excelentes calcetines, por el hospicio para asnos viejos y por ser la aldea de las cigüeñas; tiene el mayor número de nidos de cigüeñas per cápita de la población en esa región.
En el nido de una de las parejas de estas aves se ha montado primera cámara IP en Bulgaria, que muestra en tiempo real lo que está pasando en el nido. La cámara se acciona el 1 de marzo y funciona hasta el 30 de agosto.
“En la aldea hay una docena de nidos, que tienden a aumentar –dice Rumyana Dzhíbova, secretaria de la casa de cultura local– . El año pasado, todas las aves fueron apadrinadas por personas del mundo entero: de Gran Bretaña, Alemania y Japón, entre otros países. Cada vez más se comienza a prestar atención a estas aves; los niños observan su vida y van entendiendo que hay que desvelarse por la naturaleza para que también existamos los humanos”.
Esto no es todo, pues otro motivo de orgullo para los vecinos de Bánichan es la cebolla cultivada en la zona. Actualmente se está tramitando su certificación conforme el sistema de indicaciones geográficas de calidad alimentaria.
”A la cebolla de Bánichan se la conoce por su sabor −explica Rumyana Dzhíbova− . Es tan dulce que se puede comer como se come una manzana. Además es saludable, frente a un mercado inundado de productos muy llamativos pero de baja calidad. Queremos proteger este sabor búlgaro, porque al colocarse nuestra cebolla en el mercado europeo, también generará beneficios financieros para la población local”.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Casa de Cultura de Bánichan
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