El 1 de mayo de 1879 se puso en circulación el primer sello de correos búlgaro, en el que aparece, de perfil, un león rampante, coronado y con la inscripción Correos de Bulgaria. Tras la liberación del dominio otomano en 1878, Bulgaria no disponía todavía de una moneda propia. Por ello, para designar el valor facial de los sellos se hizo uso del franco francés, con su división en céntimos. Debido a esto, en la filatelia nacional, los primeros sellos de correos de Bulgaria fueron llamados “céntimos”.
El Museo Politécnico Nacional de Sofía guarda una curiosa colección filatélica cuyas muestras remiten a diferentes períodos históricos. Entre los ejemplares de mayor valía figura una serie puesta en circulación el 22 de febrero de 1940 con el nombre de Correo Aéreo. Se llegó a su materialización cuando en la década de los años 30 del siglo XX la prensa filatélica búlgara fue pidiendo con insistencia sustituir los sellos viejos de correo aéreo, “de idéntico tema y de una factura de baja calidad”, por otros nuevos.
“La serie acabó viendo la luz gracias a la iniciativa de los Correos Nacionales de imprimir sellos de elevado valor artístico −dice Vasil Makarinov, gerente del citado Museo−. A tal efecto fue contratado un pintor, que al mismo tiempo era aviador, para que hiciera estas ilustraciones. Así, en 1939 Konstantín Ikonomov hizo varios dibujos: un avión a punto de despegar, un aparato sobrevolando la Fortaleza de los Asénidas, el aeropuerto de Bozhúrishte (antiguo aeropuerto ya cerrado, a unos 4 kilómetros de la capital, Sofía, que fuera antaño centro principal de la aviación de Bulgaria) y varias fotos tomadas desde el aire del Palacio Real y la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevski. Lo especialmente preciado que tienen estos sellos es que se ajustan a la idea de la nueva objetividad en el arte”.
En su carta del 13 de septiembre de 1939, por medio de la cual había encargado la impresión de los sellos, la Oficina de Sellos de Correos, adscrita a la Dirección Nacional de Correos, Telégrafos y Teléfonos de Bulgaria, destaca: “El dibujante ha cumplido acertadamente su cometido y los proyectos que ha presentado han sido aprobados por la Comisión Técnica”.
La prensa filatélica búlgara también acogió con entusiasmo la creación de los nuevos sellos de correos: “El aviador y dibujante Konstantín Ikonomov sobrevoló en avión los rincones más hermosos y más peligrosos de nuestra patria para proporcionarnos sujetos originales y extremadamente artísticos para los sellos”.
Se supone que para obtener las imágenes definitivas el aviador tomó con su cámara fotos de lugares impresionantes de Bulgaria, tras lo cual las redibujó, recreando al mismo tiempo el vuelo del aeroplano. Así, a vista de pájaro, el ojo humano llega a divisar el monasterio de Báchkovo, el pico de Vijren en la montaña de Pirin, Los Siete Lagos de Rila o el monumento en el pico Shipka. La bella serie de Correo Aéreo significó el ingreso al Banco Nacional de Bulgaria, en sólo tres días, de divisas extranjeras del orden de 18 millones de levas. Sin embargo la tirada de sellos resultó insuficiente, ya que no dejaban llegar pedidos de la serie del mundo entero.
El espíritu de la época se encuentra recogido asimismo en otros catálogos y en colecciones y donaciones hechas al Museo Politécnico Nacional. Su valor perenne lo puede apreciar el público al acudir al museo para ver exposiciones como la dedicada al 140 aniversario de la fundación de los Correos y las Comunicaciones de Bulgaria.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Museo Politécnico Nacional
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