El 14 de septiembre la Iglesia Ortodoxa Búlgara celebra la Exaltación de la Santa Cruz o el Día de la Cruz. Es una de las doce grandes fiestas cristianas en que se conmemoran acontecimientos del llamado círculo evangélico. A diferencia de las demás, el Día de la Cruz recuerda grandes fechas de épocas más recientes.
La fiesta está consagrada a la Santa Cruz, llamada también la Cruz de la Vida, en que fue crucificado Jesucristo. La cruz que después de la muerte y la Resurrección del Redentor se convirtió en símbolo del triunfo de Jesucristo sobre el sufrimiento, el pecado y el miedo. En el mundo ortodoxo la Santa Cruz se venera cuatro veces al año: el tercer domingo de la Cuaresma (Adoración de la Cruz), el Viernes Santo, el 1 de agosto (Origen de la Cruz) y el 14 de septiembre.
La fiesta se consolidó en relación con algunos acontecimientos clave de la historia de la iglesia: la aparición de la cruz al emperador Constantino el Grande, el descubrimiento de la Santa Cruz en el Calvario y su retorno del cautiverio persa.
La preparación para la fiesta se inicia el 13 de septiembre cuando un gran número de fieles se dirigen al Monte de la Cruz, en la porción central de los Ródopes. Se cree que allí fue enterrado un trozo de la Santa Cruz, por lo cual el lugar atrae a personas de todas las edades que rezan una oración implorando salud y curación de graves dolencias.
Las misas con motivo de la Exaltación de la Santa Cruz comienzan con las oraciones de vísperas el día 13 de septiembre y continúan en la madrugada del 14 de septiembre e incluyen algunos cánticos obligatorios. Según la tradición, el Día de la Cruz los sacerdotes santifican los hogares de los creyentes con agua bendita.
En el folclore búlgaro existe la creencia que el Día de la Cruz la noche y el día se cruzan, o sea, tienen igual duración después de lo cual el día comienza a hacerse más corto. En algunas regiones la fiesta se llama Día de la Vendimia, ya que entonces se inician las labores relacionadas con esta actividad agrícola.
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