Sobre el telón de fondo de problemas de peso en el terreno de los derechos humanos, la independencia del sistema judicial, la corrupción y la libertad de expresión en Bulgaria, de los que deja constancia el informe anual del Departamento de Estado norteamericano, varios estudiantes universitarios búlgaros en la carrera de derecho han aportado un rayo de esperanza de que en el país se esté formando una generación capaz de rebatir estas desagradables verdades.

Yoana Válova, Iván Ivanov, Sofía Leftérova y Dayana Zasheva, de la Universidad de Sofía, han sido ganadores de la competición más prestigiosa a nivel mundial en la esfera del Derecho, compitiendo con coetáneos suyos de renombradas universidades de 85 países. La competición Willem C.Vis se centra en el Derecho Mercantil y el Arbitraje Mercantil internacionales y cada año compiten en ella casi 350 equipos de un total de 2500 estudiantes de todos los rincones del planeta. Los futuros letrados búlgaros han conseguido, por vez primera en la historia de 29 años de esta competición, conseguir la mejor clasificación tanto en as vueltas orales como en las desarrolladas por escrito. Iván Ivanov se clasificó como uno delos mejores oradores en los llamados “Juegos Olímpicos “de las ciencias jurídicas:

“El significado moral de la distinción reside en el reconocimiento de que somos el equipo mejor y óptimamente preparado en el mundo entero, dice la joven abogada Lia Harizánova quien, junto con el asistente sénior Anastás Punev y el letrado Oleg Témnikov, forma el grupo de entrenadores del equipo búlgaro. La calidad de los argumentos científicos requeridos para que uno actúe acertadamente en esta competición es extraordinariamente elevada. Nuestro éxito está avalado por los 10 meses de labor de los estudiantes universitarios, desarrollada paralelamente con sus compromisos habituales en la Universidad y su desempeño laboral. De modo que este resultado es una recompensa extraordinaria por sus esfuerzos”.

Uno de los problemas asociado a un caso en el trascurso de la competición se relacionaba con la inclusión de cláusulas para un arbitraje por medio de condiciones comunes. Es un problema que afecta a un gran número de personas que, con su ordenador portátil o su móvil, haciendo un clic hacen la confirmación “estoy de acuerdo”. El otro problema tenía que ver con un contrato existente para la venta de aceite de palma:

“El caso era colosal, incluso a nivel escrito, puesto que se trataba de 70 folios de hechos y documentos, en los que estuvimos trabajando desde finales de septiembre hasta comienzos de abril - explica Lia Harizánova-. Basándose en estos documentos, los equipos tenían que redactar primero una defensa por escrito del demandante, luego, del demandado y, a la postre preparar una defensa oral para ambas partes litigantes. Cada año los casos son sumamente acordes con la realidad actual, versan sobre problemas prácticos en el derecho y se inspiran en casos reales. No es casual el que los creadores de la Willen C.Vis hayan sido algunos de los juristas practicantes más destacados en los círculos del Arbitraje internacional y el Derecho Mercantil internacional. Estas competiciones son un sustituto estupendo de algo respecto a lo cual me resisto a afirmar que la Educación búlgara se haya marcado como una prioridad”.

¿Podrán los éxitos de este equipo elitista ser representativos del nivel que tiene en Bulgaria la educación en la carrera de Derecho?

“Ciertamente hay jóvenes excelentes en todas las universidades búlgaras - dice Lia Harizánova-. Existe un nivel internacional especializado y ello pone de relieve que poseemos el potencial para ser igual de buenos como son el resto de países. Soy de la opinión de que hay necesidad de un mayor número de ejercicios prácticos”.

Lia Harizánova, una persona que ha seguido la trayectoria de los estudiantes brillantes y se ha alzado con varios galardones de competiciones, dice que los logros están abriendo puertas de numerosas formas. Una de ellas es potenciar el afán de los jóvenes de acabar convertidos en buenos juristas. La otra los orienta a que se ocupen de tipos del derecho que, de otras manera, no se habrían enseñarían en la universidad. ”Si uno tiene deseos de dedicarse a tales formas ya habrá dado muchos pasos, adelantándose al resto de colegas, que jamás habrían tenido la oportunidad de trabajar concretamente en estos temas”, resalta Harizánova.

Ahora, después de ver transformado en realidad el sueño de que, al menos una vez, un equipo búlgaro pudiera llegar a la fase final de la competición, Lia se va centrando en su anhelo subsiguiente, el de estructurar una comunidad que respalde a los estudiantes universitarios y, posteriormente, les vaya ayudando en su desarrollo profesional.

Versión en español, por Mijail Mijailov