El nombre de la búlgara Irén Velichkova-Yamami está principalmente asociado con su extensa investigación sobre el bordado, el cual ha evolucionado a lo largo de los siglos y ha pasado de ser una artesanía muy difundida en el pasado a convertirse en un valioso arte en la actualidad. Dado que cada vez menos personas disponen de tiempo y paciencia para bordar, Irén Velichkova-Yamami se ha dedicado a investigar y describir los diferentes tipos de puntadas y las figuras que se pueden lograr con ellas. Ha recopilado valiosa información tanto en Bulgaria como durante sus viajes alrededor del mundo. Todo esto se encuentra documentado en sus libros: "Símbolos arcaicos en el bordado", "Bulgaria en el bordado", así como en su contribución como autora en un almanaque del bordado mundial.
"En 2014, Irén Velichkova comenzó a hacer realidad una de sus ideas más ambiciosas y coloridas: bordar una bandera de Bulgaria. Lo curioso aquí es que el mapa de Bulgaria se presenta en un lienzo de 1,40 m de ancho, pero en lugar de los nombres de las ciudades, se bordan allí los diseños característicos del traje tradicional de cada región respectiva.
El hecho de que la maestra de la "puntada fina" haya vivido en Japón durante 35 años ha resultado ser una verdadera ventaja para su causa patriótica. Además de atraer el interés de sus seguidores en Japón, la búlgara ha logrado exhibir el mapa bordado de su patria en varias exposiciones internacionales. Lo ha llevado consigo a Tokio, San Francisco, Hamburgo, Sofía y Veliko Tarnovo."
Siete años después de la finalización de esta peculiar obra etnográfica, el Mapa de Bulgaria bordado llegó definitivamente a Sofía. Fue presentado en el Museo Nacional de Historia y recientemente ha ocupado su lugar detrás de la vitrina en la Sala de Etnografía.
"Estoy muy contenta de que el Mapa de Bulgaria en bordados esté ahora en casa, en el verdadero sentido de la palabra. Los museos son los guardianes de la memoria de una nación, de su pasado histórico y constituyen la base para un futuro constructivo", dice Irén Velichkova-Yamami."
"Tardé un año en completar todo el panel. Contiene 144 bordados típicos de la región del país y se utilizaron alrededor de diez tipos de puntadas. Para que pareciera una bandera real, este mapa fue consagrado en la Iglesia Ortodoxa de San Alejandro Nevsky en Tokio. Llevo el arte del bordado búlgaro en mis genes, ya que una de mis abuelas pertenece al colorido grupo etnográfico llamado "kapanka" del norte de Bulgaria. Mi otra abuela es de Dupnitsa y siempre he visto bordados y tejidos a mi alrededor. Cuando era niña, también ayudaba con el tejido en el telar. He tenido la oportunidad de trabajar con cualquier tipo de labor de aguja tradicional de las mujeres búlgaras".
"Rara vez regreso a Bulgaria, aproximadamente una vez cada 4 o 5 años, pero quiero explicar por qué los búlgaros regresan a sus raíces debido a la difícil situación en la que se encuentra el país", explica Irén Velichkova-Yamami a Radio Bulgaria. "Es necesario tener algo en lo que apoyarse para sobrevivir en tiempos difíciles de escasez. Por supuesto, las tradiciones todavía tienen su lugar en la sociedad actual, pero en Bulgaria estamos presenciando un retorno masivo a la danza tradicional, la costura y todo lo relacionado con el folclore. Sin embargo, el caso es un poco más complicado aquí, ya que aún no hemos identificado las raíces de nuestros problemas. Los búlgaros deben despertar y comprender la riqueza que posee este país, pero no saben cómo aprovecharla".
Irén Velichkova-Yamami establece una comparación entre su patria y el país en el que vive desde hace décadas: "En Japón, cuando se menciona a extranjeros, la gente suele pensar en Estados Unidos. Sin embargo, cuando descubren la colorida cultura búlgara, todos quedan fascinados, deslumbrados e incluso se enamoran de nuestro país. Su actitud hacia Bulgaria es muy positiva, cordial y comprensiva, ya que valoran nuestras tradiciones. Del mismo modo, ellos también valoran y respetan profundamente sus propias tradiciones", añade Yamami.
"Habiendo vivido durante 35 años en un país donde la tradición se valora en el más alto grado y se preserva sin ninguna interferencia moderna, también comencé a buscar un significado más profundo en nuestras propias tradiciones. Quisiera animar a las bordadoras búlgaras a que aprecien los auténticos y antiguos bordados que han resistido el paso del tiempo. Estos bordados, junto con los tesoros de oro tracios, forman parte de nuestro valioso patrimonio cultural, que es la base de nuestra identidad como nación."
Versión al español de Borislav Todorov
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