Si visitan la aldea de Tataritsa, en la provincia de Silistra, verán antiguas casitas de un piso, construidas en estilo ruso y por las calles podrán ver ancianos de largas barbas de ojos claros y aspecto aristocrático. Desde hace 300 años allí reside una comunidad pequeña y unida de rusos étnicos. Son conocidos como cristianos que respetan los antiguos ritos o lipován. Son profundamente religiosos, viven en conformidad con los antiguos cánones y respetan las tradiciones rusas transmitidas de generación a generación. En Tataritsa han quedado personas ancianas, los jóvenes abandonan la aldea y buscan su suerte en otra parte. Sin embargo, cada uno trata de regresar para celebrar las fiestas en la aldea, presenciar las misas y las largas veladas en la iglesia rusa Protección de la Madre de Dios.
La misa es encabezada por Konstantin Kostadinov, de 20 años de edad, estudiante de la Universidad Técnica de la ciudad de Varna. Para este fin el joven viaja cada semana desde Varna a su aldea natal Tataritsa. Cuando era niño aprendió a leer los antiguos libros eclesiásticos en la iglesia de la aldea. Cuando el sacerdote del tempo asumió el compromiso de oficiar misas en otro templo de viejos creyentes en Rumanía, tuvo que sustituirlo Konstantin que entonces tenía apenas 13 años de edad. Desde entonces pasaron 7 años. “El sacerdote viene con motivo de las grandes fiestas, durante el resto del tiempo yo oficio las misas”, dice Konstantin.
“Para mí esto es una necesidad porque tengo el enorme deseo de cuidar de la iglesia. Los viejos creyentes que acuden al templo son menos de 100. Unas 30-40 personas presencian las misas con motivo de las grandes fiestas porque la mayoría de ellos viven en las grandes ciudades. Me siento como un ruso, mis raíces son rusas y en casa hablamos en ruso.
Se trata de un ruso dialectal, con muchos extranjerismos. La aldea fue fundada durante la época del Imperio Otomano por lo cual las personas utilizan las antiguas formas del ruso, del ucraniano, del búlgaro y algunas palabras turcas. No tenemos un contacto directo con Rusia, ni con la Embajada, ni con el gobierno o a nivel estatal. Nuestra iglesia es parte de una eparquía que se encuentra en Rumanía”, dice Konstantin.
¿Qué trajo a los viejos creyentes a Tataritsa, en la costa del Danubio, a miles de kilómetros de su antigua patria?
Durante los siglos XVII-XVIII por orden de Pedro I en Rusia fue llevada a cabo una reforma religiosa con el fin de europeizar al país. Los partidarios de la antigua ortodoxia estaban en contra de los cambios y fueron cruelmente perseguidos por el poder. Muchos de ellos fueron quemados vivos. Cientos de miles escaparon de la patria para poder conservar la fe. En Bulgaria se asentaron dos pequeños grupos de viejos creyentes, uno de los cuales se estableció en la aldea de Kazashko y el otro llegó a la región de Silistra y fundó la aldea de Tataritsa.
"¿Por qué se llama Tataritsa? Los ancianos me han dicho que aquí vivían tátaros y se le dio este nombre en su honor. Las autoridades osmanlíes dieron la tierra y el permiso a las personas de construir una iglesia y labrar la tierra”, cuenta Konstantin.
Hoy aquí reina el abandono, las bellas casas en estilo ruso se destruyen y las calles están vacías. La iglesia Protección de la Madre de Dios, declarada Monumento de la Cultura, comenzó a agrietase y la comunidad busca medios para su restauración. “Trataremos de postular a fondos europeos”, dice Konstantin y agrega que desea pasar más tiempo en la aldea, pero todavía no ha decidido a qué orientarse cuando se gradúe por la Universidad. El futuro de la pequeña iglesia se pierde en la niebla del tiempo.
Fotos y vídeo: Veneta Nikolova
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