A pesar de encontrarse en la más atrasada región económica de Bulgaria, la aldea de Gradéshnitsa abunda en hallazgos arqueológicos que testimonia la existencia de comunidades humanas en la Edad de Piedra, o sea 6 000 años antes de Cristo. La aldea se encuentra a 38 kilómetros al noroeste de la ciudad de Vratsa y es atravesada por un pequeño río, una afluencia del Ogosta.
Durante excavaciones arqueológicas en los años 60, en la aldea de Gradéshnitsa fue descubierta una placa que contiene unos signos de escritura de los cuales se supone que son al menos 1000 años más antiguos que el cuneiforme de los sumerios y de los jeroglíficos de los egipcios. Esta pequeña placa de cerámica que contiene el más temprano sistema de escritura cambia la idea que tenemos de la cronología de la escritura mundial. Se ha convertido en símbolo de la aldea y en su plaza hay un monumento que la representa. La placa original se encuentra en el Museo de Historia de Vratsa.
“Los hallazgos arqueológicos aquí son muy abundantes. Los artefactos suman un gran número. El Museo de Vratsa los expone periódcamente”, cuenta Liuben Krástev, un historiador local que tiene 90 años.
“Habitaron nuestra región los tracios tribales. En aquella época se comerciaba con el Mediterráneo y con el Oriente Próximo. Las monedas encontradas testimonian este hecho”.
Cerca de Gradéshnitsa existía una fortaleza romana, un asentamiento búlgaro con una necrópolis y otras curiosidades históricas que demuestran una desarrollada vida económica y espiritual.
Hoy los habitantes de la aldea son menos de 400. Han quedado sobre todo ancianos, que se reúnen por la mañana en el club de jubilados para tomar un café y debatir las últimas noticias.
“Llevamos mucho tiempo reuniéndonos en el club y esta tradición es muy agradable porque no hay otro lugar que podamos frecuentar”, dice Stanka Krásteva, que reside en la aldea durante el verano. “Las mujeres vienen para contar qué han hecho, intercambian recetas de cocinar o comentan un problema de la vida. Existe una coparticipación entre las personas y esto es muy agradable. En la aldea hay muchos problemas que resolver.
Nadie presta atención al estado de las carreteras. Los cementerios se han convertido en un matorral. El alcalde debe trabajar con una mayor eficiencia porque las personas no pueden organizarse por su cuenta”.
“Compramos medicamentos de Vratsa, hay un médico que nos visita dos veces a la semana, en la tienda de alimentos se pueden comprar distintos productos, pero si necesitamos algo más viajamos a la aldea vecina para comprarlo”, cuenta otra de las habitantes de la aldea que se ha asentado allí hace unos años y ahora cría gallinas y cultiva hortalizas. Sería bueno que hubiera más gente joven en la aldea, pero los jóvenes están en las grandes ciudades o en el extranjero y nos visitan de vez en cuando”.
“Las calles de la aldea agonizan y no han sido reparadas en más de 20 años”, dice con dolor otra jubilada que vive en la periferia de la aldea, donde el acceso es aún más difícil. Está preocupada porque en caso de necesidad la ambulancia no podrá llegar a su casa.
A pesar de todo, hay buenas noticias relacionadas con la pequeña aldea.
“Antes había muchos robos, pero desde hace dos años ya no es así. Vivo sola, no tengo animales, exceptuando unas cuantas gallinas. Menos mal que los jóvenes nos ayudan”.
“A finales de agosto fue creado un grupo de iniciativas para postular a proyectos de financiación europea y esperamos que al menos alguno de nuestros proyectos sea aprobado, explica un hombre de Gradéshnitsa. Deseamos que los medios lleguen a la aldea y no solo a los centros de provincia. Aquí se recaudan impuestos pero el dinero no llega a la aldea.
¿Quién quedará en una aldea donde resulta difícil comprar pan y donde no hay escuela?”
Las personas se quejan que no hay transporte público a las aldeas y ciudades vecinas. El alcalde ayuda a las personas, las transporta al hospital, o a bodas, bautizos y funerales. Los principales empleadores en Gradéshnitsa son dos granjeros que crían 100 vacas y 100 ovejas.
Los problemas aquí son como los que afrontan todas las aldeas en Bulgaria, comenta el ex alcalde Magdalín Salkov.
“El alcalde de una aldea no tiene derecho a llevar a cabo un proyecto por su cuenta. Los proyectos para las aldeas se diseñan en los ayuntamientos. Si el alcalde de la provincia desea que el proyecto se realice, pues se realizará. El problema principal es que no hay un presupuesto para las aldeas. Habrá una solución si la ley cambia. Supongo que en el resto de los municipios sucede lo mismo”.
Por Katia Borísova, de la emisora regional de BNR en Vidin
Versión al español de Hristina Táseva
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