La capital checa, la noche por caer, y los últimos tranvías llevando a los pasajeros a sus hogares... Atanas Milanov nos muestra una Praga diferente, a través del contraste entre luces y sombras, en una selección de fotografías que están ya expuestas en la sala del Centro Checo de Sofía. La exposición lleva el curioso título de "Viaje nocturno en el tranvía 22 - Praga", fue inaugurada oficialmente este 16 de enero, y permanecerá abierta al público hasta mediados de febrero.

Atanas Milanov ha optado por vincular la imagen de Praga a esta línea urbana, puesto que su recorrido pasa por algunos de los monumentos más característicos de la ciudad. La línea 22 es también una de las más utilizadas tanto por los habitantes de la ciudad, como por los turistas. "El tranvía pasa muy cerca del complejo del Palacio, situado en la colina más alta de la ciudad, y sube por unas preciosas serpentinas. Sube la colina, luego desciende, después cruza el río, muy cerca del Puente de Carlos, y ofrece una vista impresionante sobre el río Moldava", explica el fotógrafo ante Radio Bulgaria.

La exposición está compuesta por 22 imágenes principales, más algunas fotografías complementarias a menor escala, y el tranvía aparece en todas de una forma muy diferente a la que podemos esperar. Mediante el uso de una técnica de exposición prolongada, en la que los 34 vagones del tranvía se ven convertidos en líneas de color serpenteantes, el artista consigue transmitir la emoción del movimiento que contrasta con la oscuridad y con las siluetas inmóviles de la ciudad nocturna.

Atanas Milanov tiene 31 años, es de Sofía, y se dedica profesionalmente al diseño gráfico. A través de esta exposición él ha tratado de recrear la inspiración que le provoca Praga, que es la ciudad en que actualmente vive y trabaja. La capital checa es el hogar de nuestro compatriota desde hace cinco años: Atanás fue allí por una oportunidad de trabajo y, poco a poco, fue descubriendo nuevas posibilidades para su desarrollo personal y profesional:

"Empecé con la fotografía bastante tarde. En general, tengo una gran afinidad por la naturaleza y eso es lo primero que suelo fotografiar - eso me sirve de inspiración primero, y luego viene todo lo demás. El entorno urbano me ha servido de inspiración desde que estoy en Praga para desarrollar mi instinto fotográfico. La falta de la proximidad del monte Vitosha, al que tenía fácil acceso en mi Sofía natal, me hizo buscar inspiración en el entorno urbano. Empecé a fotografiar la ciudad y surgió este conjunto de imágenes. Me fijo mucho en el movimiento de los tranvías - los de Sofía son, desde luego, algunos de mis favoritos. Me gustan casi más esos pequeños tranvías amarillos que hay en Bulgaria, que los tranvías de Praga”.

“Yo soy de Sofía, nací aquí, y guardo recuerdos de los tranvías de las calles de Sofía desde que era niño. Al viajar por la ciudad, me recuerdan aquel romanticismo de mi infancia, por eso me gusta escucharlos pasar, y verlos por las calles, en general. Al ir a Praga, descubrí los tranvías de allí, que son de color rojo. El contraste con las catedrales góticas de Praga es muy bonito, y esa es más o menos la combinación de colores que también caracteriza la exposición: el negro y el rojo. Estos son los colores de Praga, mientras que Sofía tiene otra gama de colores, como el amarillo de los tranvías y el azul del cielo, con las montañas de fondo. Así que, yo diría que Sofía tiene colores mucho más cálidos y naturales".

“La exposición se titula "Viaje nocturno en el tranvía 22 - Praga" porque se asemeja a una narración fotográfica, y el espectador, que pasa de un fotograma a otro, lo puede sentir casi como un viaje. Todas las fotos fueron tomadas durante la ruta del mismo tranvía que consta, igualmente, de 22 paradas”, explica Atanas Milanov. A través de algunas capturas adicionales, el autor muestra también una versión algo más experimental de las imágenes tomadas por la ruta del tranvía. "Incluso las que no son demasiado buenas, son interesantes por el mero intento de plasmar visualmente fragmentos puntuales del viaje", cuenta el fotógrafo, y continúa:

"Estuve mucho tiempo dándole vueltas al mensaje que quería transmitir con esta exposición y, he de decir que la inspiración definitiva fue una frase que escuché en la ciudad de Balchik: la "colorida vacuidad del tiempo". En estas palabras encontré un enorme contraste. Es precisamente al combinar ambos conceptos - color y vacuidad - cuando se obtienen estas curiosas imágenes donde conviven lo estático y lo dinámico. Aparte de esto, la idea general de la exposición es el convertir lo ordinario o cotidiano en algo extraordinario, en una imagen de cuento. Y es, además, una bonita manera de mostrar a la gente cómo conseguir hacer eso en la práctica. Por ejemplo, un día me compré un billete de tranvía en Praga y, mientras viajaba desde la primera hasta la última parada, estuve imaginando que ese era el mejor viaje de mi vida. Me lo imaginé incluso como si fuera un viaje alrededor del mundo. Esto es simplemente un ejemplo de cómo podemos convertir una pequeña parte de nuestra vida cotidiana en algo completamente diferente, emocionante y nada habitual. Estoy seguro de que los habitantes de Sofía, si lo intentan, pueden vivir un viaje similar, tan sólo comprando un billete de tranvía. Es muy importante que podamos dar rienda suelta a nuestros pensamientos, aprender a liberar la imaginación, y poder experimentar así algo completamente diferente. Hemos de disfrutar de nuestra vida cotidiana, de lo que nos rodea… buscar ahí mismo lo extraordinario. Desde ahí, seremos más felices".

Autor: Gergana Mancheva

Versión en español: Alena Markova

Fotos: Gergana Mancheva