Los búlgaros de Albania, reconocidos como minoría nacional en 2017, viven tanto en las ciudades más grandes del país como en pueblos más pequeños, algunos de ellos situados en zonas montañosas de difícil acceso. Este es el caso de los pueblos de la región histórico-geográfica de Gora, no lejos del centro municipal, la ciudad de Kukës, en el norte de Albania.
Un equipo de Radio Bulgaria visitó el pueblo de Tsarnalevo. Para llegar al pueblo, nos dirigimos al noreste de Kukës, una ciudad de unos 17 000 habitantes. Cualquiera que haya visitado Albania en coche ha visto la calidad de la construcción de las carreteras.
Sin embargo, para llegar a Tsarnalevo, nos desviamos de la carretera bien asfaltada y tomamos un camino de tierra estrecho e inseguro.
En el pueblo de Tsarnalevo nos reciben el alcalde y los profesores de la escuela local. El alcalde Husenai Mahir nos cuenta que la mezquita fue renovada hace aproximadamente un año, y ahora le toca el turno a la escuela y a la carretera de acceso al pueblo, para lo que están buscando ayuda tanto de Albania como de Bulgaria.
En Tsarnalevo viven 255 personas en 50 casas. Hay transporte al pueblo una vez al día. Por la mañana, a las 7:00, sale el coche, y por la tarde, sobre las 15:00, regresa. "Si lo pierdes, te quedas atrapado allí abajo", dice el alcalde.
"Nuestra vida es dura. Y el camino nos es estrecho, lo cual es un gran problema. Nadie da dinero. Si el Gobierno arregla la carretera, la gente vendrá aquí y los lugareños podrán trasladar materiales fácilmente y reparar sus casas o construir otras nuevas."
Para llevar los materiales de construcción al pueblo, los habitantes de Tsarnalevo utilizan principalmente caballos. Por eso es difícil hacer reparaciones, y la escuela también necesita una. Los alumnos son unos 150. Ventanas y puertas rotas, equipamiento anticuado, falta de aislamiento térmico y habitaciones frías.
Lo comprobamos a finales de octubre del año pasado, cuando visitamos el lugar. También entonces, un equipo de la Embajada de Bulgaria y de la Sociedad Búlgara "Búlgaros en Albania" hizo un inventario de los problemas más imprescindibles.
Un mes y medio después, la escuela se renovó parcialmente y se sustituyeron por completo las puertas y las ventanas, además de suministrarse nuevos aparatos de calefacción. Así, tanto los padres como los profesores están mucho más tranquilos con los niños, que ya no se congelan y reciben los conocimientos en condiciones algo mejores.
Los profesores de la escuela local son en su mayoría jóvenes. Tres de ellos están a punto de matricularse para hacer un máster en Bulgaria, con el objetivo de llevar lo aprendido de vuelta a sus familias en Gora.
Alex Lukovi tiene 28 años, nació en Tsernalevo y solo ha salido del pueblo una vez, cuando estudiaba en Tirana. Alex tiene un hermano y cuatro hermanas, pero todos viven lejos de su lugar de nacimiento. Solo él se ha quedado ahí, con su madre. "La vida aquí no es fácil", nos cuenta:
"Pero en los pueblos es así. Hay cosas malas y buenas. La naturaleza es maravillosa y te llena el alma. Lo malo es que no hay hospital. Cuando pides ayuda, hasta que llegue, la persona puede estar acabada".
Casi toda la vida de Alex ha transcurrido en el campo y nunca ha estado en Bulgaria. Por eso, él y varios profesores más han solicitado un programa de formación en lengua búlgara y están a punto de conocer Bulgaria. Después de Bulgaria, el joven profesor nos cuenta que piensa volver a su pueblo natal para contribuir a su desarrollo.
"Este es nuestro lugar. A todos nos encanta, pero casi todos buscamos una vida mejor. Si las cosas mejoran aquí, nadie querrá irse", está convencido Alex.
La historia continuará...
Fotos: Kostandina Bello y Krasimir Martinov
Versión al español de Borislav Todorov
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