La huída de su hogar y de su tierra natal y un largo viaje a través de lo desconocido - ese es el destino que comparten todos los refugiados a lo largo de los años, y los motivos son siempre los mismos. Estas personas son expulsadas por guerras o por creencias religiosas, por su nacionalidad, por nuevas fronteras estatales, por posturas políticas o por políticas estatales. Es una larga historia la de aquellos que huyen en busca de un lugar seguro y de una nueva vida, y hoy podemos ver representada esa historia en una exposición que abre puertas en el Museo Etnográfico Nacional de Sofía, y que se titula “Refugiados”. Aunque la exposición haya sido motivada principalmente por la celebración del 120 aniversario de la Revuelta de Ilinden-Preobrazhenie (1903), ésta muestra además la otra cara de los acontecimientos heroicos relacionados con la lucha de liberación de los búlgaros.
La migración de los refugiados estuvo relacionado con mucho dolor, y grandes traumas que permanecen en su historia familiar durante generaciones. La vida y la miseria que sufren los refugiados son presentadas a través de fotografías de archivo, que muestran sus rostros y las caravanas de personas que partían a pie con todas sus pertenencias. Por el camino, ellos no sólo perdían sus posesiones sino, a menudo, perdían incluso la vida.
“La exposición también aborda el tema de cómo fueron acogidos estos refugiados en el nuevo lugar. Hay que destacar que el siglo XX fue propiamente denominado el "siglo de los refugiados" por una simple razón: por las muchas oleadas de refugiados que hubo en aquella época", explica la Dra. Milena Katosheva del Museo Etnográfico Nacional:
“Cuando los refugiados se instalan en un nuevo lugar, arrastran la toponimia de sus ciudades y pueblos de origen. De ahí que en Sofía fueran apareciendo calles con nombres como "Prilep", "Ohrid", "Drin", Bulevar "Dame Gruev", "Mara Buneva", etc. En la exposición se pueden ver fotografías de lugares como estos, no sólo en Sofía, sino también en ciudades como Plovdiv o Burgas. Aparece expuesto también un valioso mapa que muestra todas las corrientes de refugiados que se dirigían al interior de Bulgaria. El mapa muestra la migración de personas de todas esas tierras que quedaron fuera de los límites de Bulgaria tras las guerras.
La primera ola de refugiados partió inmediatamente después de la Guerra de Liberación ruso-turca, y a esa le siguen las oleadas de 1913 y 1922. La exposición cuenta con 4 vitrinas temáticas. Una de ellas se centra en la despedida de la tierra natal, la partida y el abandono de los lugares de origen. Los migrantes se llevaban lo estrictamente necesario, yéndose con lo que pudieran conservar.
Hemos rastreado a algunos de los descendientes de aquellos refugiados, que son contemporáneos nuestros, para que nos contaran los recuerdos de sus padres sobre la época de su relocalización. En la sala donde se proyecta el vídeo, pueden ser escuchadas las historias de estas familias contadas en primera persona”.
La acogida de los refugiados por parte de la población local, en general, no solía ser muy cálida", nos cuenta la Dra. Milena Katosheva. La comunidad local percibe como un problema la llegada de estas olas de nuevas personas que no tienen dónde vivir. Por ejemplo, en la ciudad de Shumen encontramos documentos gráficos espeluznantes de refugiados que se quedaban en las afueras de la ciudad, sin techo ni lugar donde cobijarse y que, con la llegada del invierno, cavaban zanjas para esconderse del frío junto a los animales que les quedaban. "Fue muy duro para ellos, y podían pasar años hasta que el Estado fuera capaz de abordar su problema. Les fue proporcionado un préstamo para refugiados y algo de tierras, pero eso fue mucho después de su llegada al país", nos recuerda Katosheva y continúa:
"También prestamos especial atención a las actividades benéficas de la época. Un tablón especial está dedicado a la labor del empresario Alexander Georgiev - Kodjakafaliyata, llamado "el padre de Burgas", quien donó muchos terrenos. Gracias a él fue construido un barrio entero para los refugiados de Adrianópolis. Este no era el único caso de una actividad caritativa así. En la exposición se puede ver también una vitrina dedicada al irlandés Pierce O'Mahony - un noble, filántropo y destacado bulgarófilo, que llegó a Sofía en 1903 con su esposa y fundó el Orfanato de San Patricio para niños huérfanos de Macedonia y Adrianópolis".
"Estos niños fueron posteriormente adoptados por Pierce O'Mahony, recibiendo su apellido y una sólida educación. Entre sus alumnos se encuentran destacadas personalidades de principios del siglo XX, como médicos, combatientes del ejército, científicos, abogados, etc. En la exposición se pueden ver los uniformes que llevaban los niños adoptados por O'Mahony, los cuales se asemejan al traje popular de Debar (norte de Macedonia en la actualidad). En las fotografías vemos incluso al propio O'Mahony vestido del traje de Debar. Es curioso que en el día de su graduación, cada niño del orfanato recibía una maleta, llamada "la maleta de papá Pierce", donde él metía todo lo esencial: dos juegos de ropa y dos pares de zapatos, para que los niños se sintieran amparados en su comienzo".
Autor: Gergana Mancheva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Gergana Mancheva, BTA
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