Microinstalaciones inteligentes ayudan a los hogares búlgaros a ahorrar en la factura de la luz

Bulgaria tiene unas condiciones climáticas favorables para generar electricidad a partir de la energía solar, incluso en las estaciones de transición de primavera y otoño. Entre las ciudades con mejores condiciones para el uso de sistemas fotovoltaicos se encuentra Dúpnitsa.

Y aunque las microinstalaciones sólo llevan funcionando desde el pasado octubre, los resultados ya saltan a la vista: los sistemas instalados en seis hogares socialmente desfavorecidos ya han conseguido producir el 30% de la energía consumida.

El éxito de las microinstalaciones solares colocadas en los balcones de los edificios, plantea la siguiente pregunta: ¿qué es lo que impide una adopción más generalizada de esta medida en los hogares, especialmente en la categoría de los más pobres energéticamente?

Resulta que los obstáculos son principalmente administrativos y casi inexistentes cuando se trata de la propia instalación y del funcionamiento de los llamados sistemas solares "enchufables". Los paneles solares tienen una potencia máxima de hasta 800 W por microinversor. En nuestro caso, sin embargo, en este proyecto de muestra éstos son de hasta 440 W, así que de momento no podemos ofrecer una solución integral", aclara Asya Dobrudalieva, gestora de proyectos de Hábitat Bulgaria:

"Los resultados de octubre muestran que estas instalaciones han producido 63 kW en un solo mes favorable. Como comparación, observamos que el consumo eléctrico doméstico en el mismo mes fue de 203 kW. Esto demuestra que casi el 30% de la energía necesaria fue producida mediante la instalación fotovoltaica. Si tuviéramos una instalación fotovoltaica estándar, tendríamos un porcentaje aún mayor de energía producida por la propia microinstalación. Para este proyecto seleccionamos hogares en los que hubiera un habitante durante todo el día porque que el consumo de energía diurno es clave, ya que es entonces cuando el panel solar produce energía y cuando el hogar la consume directamente".

"Esto también hace que los propios habitantes de la casa cambien su patrón de consumo: por ejemplo eligiendo cocinar en una cocina eléctrica durante el día, con la energía que has producido tú mismo, en lugar de hacerlo con la tarifa nocturna, más barata, pero con energía suministrada por la red. Este es el principio: producir energía para consumirla, no para devolverla a la red eléctrica. Los beneficios de este tipo de instalaciones afectan directamente al medio ambiente y al clima: es energía limpia y no estamos utilizando una fuente contaminante para producirla".

En Alemania, uno de los países donde más rápido se está desarrollando este mercado, se han instalado cerca de un millón de instalaciones como esta sólo para el período del 2024. Bulgaria se mantiene en el otro polo, con una de las tasas de pobreza energética más altas de la UE. La Agencia para el Desarrollo Energético Sostenible calcula que casi el 28% de la población del país se encuentra en situación de pobreza energética, una condición que viene determinada tanto por los ingresos familiares y la vulnerabilidad social como por la calidad de la vivienda, y de si tiene o no un buen aislamiento térmico.

"En Bulgaria no tenemos una cultura energética. Todos los hogares saben cuánto pagan por la electricidad que usan, pero cuando se les pregunta: "¿Cuántos KW hora de energía has pagado?", pocos son capaces de decirlo", explica la experta Asya Dobrudalieva. Estas microinstalaciones nos ofrecen precisamente la respuesta a esta pregunta y dan pie a que se produzca un cambio de conducta en el consumidor. Uno empieza a controlar cuánta energía produce, cuánta energía consume y a calcular qué puede encender, y qué apagar durante el día. Nuestro objetivo es que esta medición de la energía consumida y devuelta a la red desde nuestra propia fuente esté disponible al menos para los hogares que se encuentran en situación de pobreza energética, aquí, en Bulgaria. Porque eso puede ser una gran ayuda para ellos. Si tienen una subvención que les permita poner esas instalaciones y utilizar la energía que producen, y luego tener una medición neta de la energía que han producido y devuelto a la red, eso supondría sin duda una ayuda importante".

“No es casualidad que las viviendas de Dúpnitsa con escasos recursos energéticos estén incluidas en el proyecto piloto. Estamos empleando un régimen más libre para la instalación de estos paneles, ya que se trata de edificios que son enteramente de propiedad municipal, y no se requiere el consentimiento de todos los propietarios”, explica Desislava Ivanova, experta general de "Europroyectos", en el Ayuntamiento de Dúpnitsa, que es socio de Hábitat Bulgaria en este proyecto. El criterio social ha sido el más importante para la selección de las viviendas:

"El papel del Ayuntamiento de Dupnitsa en este caso consistía en señalar los hogares indicados y a ayudar en los trámites administrativos. La conclusión a la que hemos llegado es que deberían introducirse los cambios legislativos necesarios para facilitar el régimen según el cual los hogares podrían instalar estos paneles. Como experta que ha participado en todo el proceso, creo que ésta sería una de las mejores soluciones al problema de la pobreza energética, ya que podría destinarse como ayuda directa a los hogares energéticamente pobres. Ellos reciben ahora una cantidad determinada de dinero en la temporada de calefacción para financiar el combustible sólido. La instalación de estos paneles solares es una inversión a largo plazo que da buenos resultados en poco tiempo, es segura y ayuda a los hogares a controlar por sí solos su propio consumo".