A finales de septiembre, cuando quedan poco más de 3 meses hasta la fecha clave para las finanzas búlgaras, 1 de enero de 2026, cuando Bulgaria oficialmente abandonará el Consejo de Control Monetario para adoptar la moneda europea, en el país comenzó a barajarse el tema del déficit presupuestario, del Presupuesto Público que no se puede cumplir y de eventuales reformas fiscales con vistas al primer Presupuesto Público en euro.
Según la estadística oficial de principios de junio, cuando fueron hechos públicos los informes de convergencia extraordinarios del Banco Central Europeo y de la CE, las cifras en el Presupuesto eran más bien optimistas, pero no hace mucho resultó que las cuentas en cuestión no salen y que el déficit con toda probabilidad superará el máximo previsto del 3%. Como causa principal se señala el aumento de los gastos públicos y, por otro lado, los ingresos que a pesar de crecer no pueden compensar el acelerado ritmo de los gastos.
El Ministerio de Finanzas mantiene oficialmente la postura de que el Presupuesto para 2025 podrá ser realizado, pero evidentemente el FMI no opina lo mismo. Representantes suyos recomendaron esta semana que el impuesto plano del 10% sobre los ingresos sea eliminado a expensas del sistema fiscal progresivo que toma más de las personas que tienen altos ingresos, que sean aumentadas las cotizaciones de seguridad para las pensiones, que sea eliminado el ingreso máximo para seguridad y que se hagan recortes de los gastos para salarios en el sector público: políticas que el Gobierno ha reiterado categóricamente que planea.
¿Si nos fijamos en las cifras reales debemos preguntarnos si el aumento fiscal es lo único que puede resolver el problema?
“El Fondo Monetario Internacional es un gerente de crisis. Bulgaria tenía un programa cuando firmó los acuerdos con el FMI y en un determinado periodo después de 1997 el país estaba obligado a cumplir las instrucciones del FMI. El Gobierno búlgaro es accionista en el FMI y esta entidad ayuda al país con observaciones sobre la economía búlgara e identificación de riesgos.
No se trata de ordenes o cosas que Bulgaria debe hacer obligatoriamente, sino de aspectos que ellos conciben como arriesgados”, comenta para Radio Bulgaria el financista y banquero de larga experiencia Levón Hampartsumyan.
Pese a que son útiles como recomendaciones, las direcciones en cuestión deben evaluarse en un determinado contexto.
“Cada una de estas hipótesis, fuera de su contexto, puede ser útil pero también puede ser perjudicial. Por ejemplo, se elevan los impuestos y las sumas se asignan a un sistema de funcionarios públicos que no fue reformado y es poco eficiente. El resultado no será positivo”.
A fin de cuentas, opina Hampartsumyan, la solución está, como insinúa asimismo el FMI, en las reformas estructurales y no en el aumento de los impuestos. “El aumento automatizado de los gastos públicos según determinadas fórmulas también ata las manos no solo del Gobierno actual, sino de los futuros, sin saber cómo se desarrollarán los procesos económicos en el mundo. En este caso debemos hablar más de la eficiencia de las finanzas públicas”, resume Hampartsumyan. El aumento del gravamen fiscal es una recomendación que va en la dirección errónea, opina el economista del Club de Expertos en Economía y Política Gueorgui Vuldzhev.
“El cambio en el sistema fiscal en sí no resolverá los problemas fiscales que tenemos. Un cambio radical de este tipo entraña el riesgo de que los problemas se profundicen. En los últimos años los problemas con el déficit vienen de los gastos en el Presupuesto y no de los ingresos”.
Los ingresos de impuestos crecen a ritmos acelerados (un 15% este año) y estos son los ritmos más acelerados en lo últimos años, subraya Vuldzhev. A pesar de esto las cuentas no salen precisamente por el crecimiento de los gastos en la esfera pública que no están orientados a las inversiones, sino al drástico aumento de los salarios en determinados sectores. Gueorgui Vuldzhev no apoya la propuesta del FMI para eliminar la cotización mínima a seguridad social, lo cual, en sus palabras, entraña riesgos de un crecimiento de la economía sumergida.
A fin de cuentas, Gueorgui Vuldzhev y Levón Hampartsumyan, dos economistas cuyas opiniones difieren mucho sobre determinados temas, sobre todo en lo que se refiere a la adopción del euro, coinciden en la tesis de que el aumento de la eficiencia de los gastos públicos y no el aumento de los impuestos debe ser la solución de la crisis del Presupuesto que se está aproximando.
Redactor Iván GuergovTraducido y publicado por Hristina Táseva
Fotos: BTA, BTA, Iván Ruslanov (BNR)
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