Otra catástrofe más; otros análisis y medidas a posteriori por parte de las instituciones responsables. La devastadora inundación que anegó el complejo turístico “Elenite” hace una semana y se cobró la vida de cuatro personas llevó al Estado a darse cuenta de que las instalaciones inundadas (un hotel y un parque acuático) estaban construidas sobre el lecho del río y eran ilegales. Sin embargo, hace años las instituciones responsables de la construcción borraron el río de los mapas y lo convirtieron en propiedad privada, cuando antes era propiedad pública del Estado.
Al final, el desenlace es positivo, aunque llega con años de retraso: las construcciones en el lecho del río serán demolidas, según han prometido el ministro de Desarrollo Regional y Obras Públicas, Iván Ivanov, y la Dirección Nacional de Control de la Construcción. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿cómo se otorgan los permisos de construcción en Bulgaria?, ¿es habitual construir en los cauces de los ríos? y ¿por qué es posible legalizar infracciones tan evidentes?
“Con sobornos”, es la respuesta categórica y lacónica del ingeniero Dimitar Kumanov, de la organización no gubernamental “Balkanka”, que trabaja por la protección de la riqueza fluvial de Bulgaria.
“No puedo decir que en Bulgaria todo se construya sobre ríos, pero es algo muy común. Podemos afirmar que es ilegal y que, sin duda, viola un montón de leyes, pero al final es la fiscalía la que tiene que tomar medidas y el tribunal quien debe declarar que es ilegal. Lo cual, en Bulgaria, simplemente no va a suceder. Demasiados organismos estatales han hecho posible esta situación”, comentó Kumanov sobre el último caso en el complejo turístico de Elenite, en el mar Negro, donde, según él, se ha infringido la Ley de Aguas, cuyo artículo 143 establece que está prohibida la construcción en tramos fluviales cubiertos.
“La construcción en la costa del mar Negro debería pesar en la conciencia de los arquitectos que han permitido este tipo de edificaciones, que no solo constituyen un delito según el Código Penal, sino también una ofensa al sentido común”, subrayó el ingeniero Kumanov. Según él, las responsabilidades están claramente establecidas en la legislación, pero en los últimos años se ha puesto “de moda” en todo el país cubrir tramos de ríos para luego construir sobre ellos. “Y las autoridades estatales hacen que estas construcciones parezcan formalmente legales. ¿Cómo es posible?”, nos explica el ingeniero Kumanov.
“En Bulgaria hay dos tipos de corrupción. Uno es directo: el inversor se las arregla con el alcalde, con el arquitecto jefe y, si hace falta, con el consejo municipal. El otro tipo yo lo llamo ‘corrupción telefónica’: cuando alguien de arriba llama a los de abajo de quienes dependen las cosas y les dice: ‘Va a venir un amigo mío, tendréis que arreglar las cosas’. Pero esto es imposible de demostrar; allí reina la omertà total. Y al final resulta que esos organismos estatales y municipales han autorizado la construcción sin que haya habido sobornos”, explicó Kumanov.
Kumanov da otro ejemplo de negligencia u “ojos bien cerrados”: en Sofía se “tapan” constantemente los cauces de los ríos con “montañas” de residuos de construcción. Además, muchos ríos de la capital y de todo el país no figuran en los mapas catastrales. Además, algunos de ellos atraviesan propiedades privadas. Eso es una receta para problemas en el futuro.
También advierte que es muy posible que en la capital se produzcan construcciones ilegales sobre ríos, al igual que en la costa del mar Negro.
Y si tuviéramos que resumir, la responsabilidad se difumina entre las diferentes instituciones que han autorizado este tipo de edificaciones, pero, al mismo tiempo, cada una de ellas tiene su parte de culpa. En primer lugar, en el caso de “Elenite”, alguien cedió terrenos forestales estatales a un inversor privado. A continuación, se ocultó en el catastro que por allí discurría un río y se destinó el terreno a la construcción.
El tercer paso: sobre la base de estos datos erróneos, se elaboró un Plan Urbanístico Detallado, que el ayuntamiento presentó a la Inspección Regional de Medio Ambiente y Aguas, la cual, a su vez, lo remitió a la Dirección de Cuencas. Tras la aprobación de todas estas instituciones, se elaboró el proyecto. Este se presentó al ayuntamiento, donde debía recibir la firma definitiva del arquitecto jefe, y finalmente se expidió la licencia de obras.
Todo este proceso, según el ingeniero Kumanov, hace imposible que una persona o una institución asuma una responsabilidad real.
Versión al español y publicación por Borislav Todorov
Fotos: Archivo, Ani Petrova-BNR, BGNES, BTA, BNR-Burgás
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