El rito relacionado con esta festividad viene de los tiempos paganos pero se ha conservado e incluso fue muy venerado durante el Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos XVIII a XIX). Tradicionalmente, el 21 de enero, Día de la Abuela, está acompañado de mucha risa y alegría. Los búlgaros dicen: “Una casa sin hijos ya puede arder” o “¿Qué es más grande que el rey?, “– El niño”, responde la gente sabia.
Según la costumbre, antes de salir el sol las madres con niños pequeños iban a la casa de la abuela matrona donde, también según la costumbre, le ayudaban a lavarse las manos. El rito simboliza reverencia y respeto por ella y los valores que representa a través de su trabajo humanista.
En la actualidad, el Día de la Abuela ha perdido una gran parte de las prácticas rituales, sin embargo se celebra, pero ya como día de las parteras y los médicos, en las salas de maternidad de los centros médicos. Se organizan celebraciones en las que participan mujeres que acaban de dar a luz. La puérpera vierte agua para lavar las manos de la partera, luego se parte una hogaza casera para que haya salud. En el rito está presente el agua bendita como símbolo de salud y protección.
En el Hospital Universitario de Maternidad existe la tradición de otorgar el premio Manos de Oro que se adjudica a la mejor partera del equipo. Milka Vasíleva, presidenta de la Asociación Búlgara de Profesionales del Cuidado Médico, conoce de cerca el trabajo de las parteras modernas. En sus palabras, su número en el país disminuye a causa del trabajo duro y la falta de remuneración digna en el sistema sanitario.
“Las parteras en la mayoría de los casos atienden a mujeres embarazadas sanas, madres jóvenes y parturientas. Tienen una profesión agradable y beneficiosa, llena de esperanzas y de entusiasmo que queda grabado en la mente para toda la vida. Su alto profesionalismo se pone de relieve en las actividades preventivas. Su papel es muy importante, sobre todo en las condiciones de una crisis demográfica cuando hay que hacer todo para utilizar su labor de la mejor manera. Lamentablemente, en los años de reformas de salud ha caído en desuso la práctica de los centros de asistencia donde, hace años, las parteras ayudaban a las futuras madres. En estos centros las parteras pueden seguir la evolución de un embarazo problemático, aconsejar a las madres y cuidar de ellas cuando acaban de parir. Debido a la falta de una partera, en los pequeños centros poblacionales y entre los grupos vulnerables en que las mujeres no tienen seguro de salud éstas a menudo no tienen a quién recurrir. La sociedad búlgara le debe mayor respeto al trabajo de las parteras porque parece que su ayuda queda invisible. Sólo cuando entran en las salas de maternidad es cuando las mujeres se dan cuenta de cuánto pueden confiar en ellas y lo bien que es tener a su lado un profesional bueno y experimentado para estar tranquilas en el día del parto”, comparte sus observaciones Milka Vasíleva.
El círculo de especialistas que hoy en día cuidan de la salud de la madre y el bebé esperado se está ampliando. Casi no hay una madre que deje de visitar el consultorio del médico de diagnóstico prenatal y terapia. Esta es la especialidad de la Dra. Marina Míjova, ginecoobstetra de uno de los principales hospitales privados de Sofía.
“La medicina prenatal ayuda a que muchos problemas, observados anteriormente, puedan ser evitados durante el embarazo. Es un puente muy importante para los médicos que trabajan en el paritorio porque supone más éxito en su labor. Las pacientes búlgaras están bien informadas sobre qué esperar de los médicos y los equipos que ellos manejan. El conocimiento es importante porque ayuda a las mujeres a tomarse las noticias que reciben en nuestro consultorio con calma y objetividad. Cuando el parto está acompañado de dificultades deja una profunda huella en la mente, por eso cada año las primeras en felicitarme por la fiesta profesional son precisamente las mujeres que han superado los obstáculos más grandes en los meses que preceden el parto”, dice la Dra. Marina Míjova.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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