El búlgaro de Besarabia Oleksander Baron, a pesar de su formación como pedagogo con estudios en física y matemáticas, no ha trabajado como profesor ni un solo día. La fotografía se convirtió en su vocación, y su hija, interesada en conocer más sobre sus antepasados y su origen, desempeñó un papel importante en esta transformación.
"Mostró interés por sus raíces búlgaras y yo, como padre, decidí llevarla a la escuela dominical búlgara de Odesa", cuenta Oleksander en una entrevista para Radio Bulgaria. Empezó a ir todos los sábados, formó parte del grupo de baile y participó con los demás niños en las celebraciones de la escuela. El grupo de baile empezó a actuar en los escenarios de la ciudad y yo estaba muy orgulloso de que mi hija llevara trajes tradicionales búlgaros e interpretara danzas folclóricas búlgaras. Cuando empecé a hacerles fotos y subirlas a Facebook, vi las reacciones y comentarios, y me dieron ganas de compartir más y más".
Los protagonistas de sus fotos son las personas que participan en diversas fiestas y festivales. Al principio, los jóvenes entre ellos eran una minoría, pero con el tiempo, paralelamente a la popularidad de sus fotos, creció el interés por los festivales y cambió la actitud hacia los trajes tradicionales. Para él son muy emotivos los momentos en que las personas mayores transmiten sus conocimientos sobre las tradiciones a la generación más joven.
El comienzo de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero de 2022, cambió las prioridades para Oleksander Baron. "Cuando los misiles empezaron a volar y a caer, no había festivales, ni fiestas, ni ganas ni energía para tales cosas", dice el búlgaro de Besarabia.
"Dejé la cámara durante unos meses, hasta que surgió la idea de Tetyana Staneva de hacer una película sobre tres mujeres de Bolgrad, cuyos hombres estaban en el frente. Durante el rodaje, tomé mis primeras fotos de guerra. Más tarde, cuando muchos búlgaros empezaron a enviar ayuda a Ucrania, tuve la oportunidad de viajar a Irpen y Bucha (ciudades de la región de Kiev), donde fotografié los hermosos edificios civiles, casas y bloques de apartamentos que ya habían sido agujereados y destruidos. La sensación que experimenté fue terrible, a pesar de que estábamos allí medio año después de que los rusos se retiraran de la zona", recuerda Oleksander.
Según él, la agresión rusa es capaz de destruirlo todo, pero la nación ucraniana ha demostrado su capacidad de lucha, su firmeza y sus ganas de vivir, que nadie puede doblegar. Esta primavera, algunas de sus fotos fueron presentadas en el Parlamento Europeo de Bruselas por invitación de eurodiputados búlgaros. "En aquel momento solo tenía 14 fotos y buscaba la forma de ir a Nikolaev o Jersón para fotografiar la destrucción, pero como empezaban los ataques contra Odesa, completé las imágenes con vistas desde allí", nos cuenta el fotógrafo.
Desde hace dos años, el trabajo diario de este búlgaro de Besarabia consiste en procesar y traducir las noticias del frente, que él y un equipo de ucranianos residentes en el país publican en la plataforma "Frente Besarabio".
"Con los materiales que selecciono, mostramos a la gente de Bulgaria que no sabe o no quiere entender que para nosotros Bulgaria es nuestra patria y Ucrania nuestro hogar. Nuestros pueblos están ahí, nuestros antepasados están enterrados ahí, ¿dónde debemos ir y por qué?".
Oleksander Baron está convencido de que Rusia no puede asustar al pueblo ucraniano.
"Tampoco queremos que caigan misiles en las aldeas, y ya están cayendo en granjas, almacenes o garajes de maquinaria agrícola. No entienden que no pueden asustarnos, solo provocan odio hacia su nación y hacia todo lo ruso durante muchos, muchos años", está convencido el fotógrafo ucraniano con raíces búlgaras. Recuerda los primeros meses tras la ocupación, cuando la gente pintaba flores alrededor de los agujeros de bala en las vallas. "A partir de las reacciones de la gente y de mi estado interior, comprendí que incluso del horror más absoluto puede salir algo hermoso", añade Oleksander Baron.
Versíon al español de Borislav Todorov
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