La primavera y los días festivos nos trasladan al templo de la fe y al templo de Melpómene donde el arte cobra vida a través de nosotros. En el teatro buscamos señales que nos guíen hacia un mayor conocimiento de nosotros mismos y del tiempo en que vivimos. Concienciándonos de que la sociedad actual pasa por alto los problemas individuales, nos sentimos inspirados de buscar una identidad propia y de ponerle un diagnóstico a la enfermedad de nuestro tiempo: descubrir qué enfermedad es y qué se necesita para curarla.
Yavor Gardev, un valiente y talentoso director de teatro, nos ofrece varias respuestas no sólo a través de la interpretación artística de estas preguntas sobre el escenario, sino también a través del diálogo con los textos clásicos y la historia moderna, haciendo así un análisis profundo, digno de los más expertos sociólogos. Hoy le damos la palabra a Gardev no sólo en su papel de director, sino como filósofo contemporáneo y crítico de la actualidad.
“Por muy pesimista que sea el panorama en su totalidad, yo sigo siendo optimista. Pero tengo muy claro que queda un largo camino por recorrer. Y este sigue siendo un camino cultural y civilizacional. Si se halla la dirección correcta, de ahí poco a poco se podrá ir sobreponiendo y construyendo de cara a las generaciones que están por venir, y no solamente de cara a las generaciones de hoy. Entonces sí habrá un avance considerable. Porque yo estoy convencido de que Bulgaria posee un verdadero potencial. Desgraciadamente, aquí se pierde mucha energía en estorbar, en lugar de emplearla en crear. Pero esto es algo que ya está cambiando, a medida que nuestra sociedad se empieza a abrir hacia el resto de sociedades europeas. Así que hoy yo me siento festivamente optimista”, comparte Yavor Gardev.
Las guerras por el mundo tienen sus raíces no sólo en los intereses económicos, sino también en los conflictos culturales relacionados con valores cotidianos. Hoy podemos ver cómo las “guerras culturales” se convierten en guerras reales, según opina el director, quien habla sobre el origen de dichas guerras en una de sus obras más recientes, basada en un texto de Shakespeare, del siglo XVI. “Los problemas que preocupan a Shakespeare en ‘El mercader de Venecia’ son muy parecidos a los de hoy”, señala Gardev y subraya su aspecto civilizacional:
“Mis intereses giran principalmente en torno a las guerras culturales, a la cuestión de si en una sociedad pueden juntarse unos segmentos con grandes diferencias culturales entre sí, y que a la vez esa sociedad funcione bien. En este sentido, necesitamos pintar una sociedad multicultural, como aquella de la antigua Venecia, que tenía sin embargo un régimen de permisividad en algunas zonas. En el contexto actual las guerras culturales representan un grave problema, incluso más que la desigualdad social. Y la fuente de tensión no son tanto los aspectos económicos, como las diferencias culturales que socavan la estabilidad y llevan a una concentración del poder. Es la sensación de que, a pesar de que todo parece avanzar de una forma aparentemente democrática, no deja de haber unos focos de poder que se encuentran a la sombra de todo este panorama, y que estos son los que realmente dictaminan lo que va a ocurrir en el futuro. De ahí viene ese instinto de los búlgaros de querer saber quién es el jefe, para saber a quién presentarle sus demandas o con quién negociar. Este instinto antidemocrático que el poder debe estar enfocado en una personalidad fuerte también lo reconocemos en la obra de Shakespeare que describe un mecanismo similar en la sociedad veneciana del siglo XVI”.
Según Gardev la sociedad búlgara tiene la tendencia de buscar las figuras fuertes y autoritarias tras la superficie de la realidad, en lugar de confiar en la igualdad de las personas. Esta tendencia debe ser superada, dado que la verdadera democracia se construye sobre la base de un reconocimiento mutuo de la igualdad. “A nivel constitucional nosotros en estos momentos la reconocemos. Pero en nuestro interior no sentimos tener los mismos derechos que el otro”, comenta Gardev.
“Actualmente Bulgaria está dividida en muchas sociedades diferentes y esto lo podemos ver incluso en las redes sociales que estimulan esta fragmentación”, reflexiona el director. “En este sentido va siendo hora de que encontremos un camino común en el que compartir a modo de valor común nuestra coexistencia. Esta es la gran cuestión: la creación de unos valores comunes en una sociedad fragmentada”.
Yavor Gardev nos recuerda que el comienzo optimista es algo importante para cada uno de nosotros porque, de lo contrario, nos hallaremos en una situación en la que lo único que haremos será repetir el leitmotiv de la desesperación, arrastrando a los demás a lo mismo”.
Autor: Gergana Mancheva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Facebook/Yavor Gardev
Hoy en Radio Bulgaria tenemos de invitado a Éric Chacour, escritor canadiense de origen egipcio. Su primera novela, “Lo que sé de ti” ( Ce que je sais de toi , 2023) está traducida o en proceso de traducción a quince idiomas, incluidos el inglés,..
Uno de los músicos más destacados del conjunto de la Filarmónica de Estrasburgo es el violista búlgaro Boris Tonkov. Con un talento reconocido se graduó en la Escuela Nacional de Música Lyubomir Pipkov de Sofía como alumno del legendario profesor Ognian..
En 1992 una niña de Georgia recoge toda su vida en una pequeña bolsa negra de tela y huye de los horrores de los bombardeos. La guerra a través de su mirada - los recuerdos más escalofriantes que marcan una vida - esa es la historia que cuenta la..