Ya ha comenzado el pago de las nuevas pensiones con aumento, que entraron en vigor a principios de mes. El incremento se ha aplicado según la conocida "regla suiza", que establece que las pensiones en Bulgaria se actualizan en función de la inflación. En esta ocasión, el aumento es del 8,6%.
Se espera que, hacia finales de año, la pensión media en el país se acerque al umbral psicológico de los 1 000 levas (511 euros), situándose en 975 levas (unos 498 euros). También ha subido la pensión mínima para los trabajadores asegurados, que ahora es de 630 levas (322 euros).
Por su parte, la pensión social para las personas sin experiencia laboral pero que han alcanzado la edad de jubilación también se ha incrementado, y será de 333 levas (170 euros).
Pero, ¿sienten realmente las personas mayores el aumento de sus ingresos, o la subida de precios simplemente se ha comido ese dinero extra? Para averiguarlo, realizamos una breve encuesta.
Lachezar es un jubilado profesor desde hace casi dos décadas. No se siente más rico. También teme lo que ocurrirá después de Año Nuevo, cuando adoptemos el euro.
"Todavía no me han pagado mi nueva pensión. No van a arreglar la situación porque los pensionistas ordinarios están por debajo del umbral de pobreza, sin excepción. Espero la entrada del euro con desagradable inquietud. Estoy en contra del cambio de moneda, deseo que guardemos el lev búlgaro. No quiero que toda la nación sirva a los intereses de 300-400 personas. El objetivo es que nuestra reserva vaya al Banco Europeo, y el dinero de Bruselas se desembolse y nuestros gobernantes tengan algo que robar", hace un sombrío pronóstico Lachezar.
Anna, por su parte, es una antigua trabajadora de una empresa manufacturera durante el socialismo y, tras los cambios, trabaja en el sector privado. Para ella también el mayor problema es el doméstico y, más concretamente, los altos precios:
"Los precios suben, las pensiones suben mínimamente. Los pensionistas siguen preguntándose si comprar medicamentos, si comprar leche, si comprar ropa". Así es...
Emil trabajó muchos años en una de las empresas más elitistas durante el socialismo: "Technoimpex". También estuvo en el extranjero. Y, aun así, cobra una pensión por debajo de la media.
"No hemos llegado hasta ahí (a la pensión media de 975 levas). Es menos, pero para mí es suficiente. La han aumentado 60 levas o sobre 30 euros. Intentan mantener un cierto equilibrio entre la subida de precios y el aumento de las pensiones, pero no parece que lo consigan. Es que los precios los dictan los comerciantes y las pensiones las dicta el Estado. Los comerciantes velan por sus intereses, no hay nadie que los controle. Está claro que habrá algún desequilibrio, ¡pero vamos a ver!", señala Emil.
"El crecimiento de las pensiones en los últimos años es indiscutible, pero se lo está 'comiendo' la subida de los precios", es categórica Mika Zaikova, sindicalista de larga trayectoria, exdiputada y expresidenta del Parlamento, y también pensionista hoy en día.
Esto no es una ventaja de este ni de ningún gabinete; esto se ha decidido por ley, y no ayer. ¿Una subida del 8,6 %? ¿Creen que los pensionistas se han enriquecido? Lo siento mucho: las pensiones han aumentado un 8,6%, pero hay que tener en cuenta que el 80 % de los pensionistas recibe pensiones inferiores a 1 000 levas. El coste de la vida en Bulgaria, en el trimestre anterior, se acercaba a las 1 500 levas.
Y si a esto le añadimos el aumento diario del precio de los bienes -especialmente los alimentos de la llamada “pequeña cesta de la compra”, compuesta por 27 productos básicos- así como el incremento del precio de la electricidad, el agua y la calefacción, queda claro que los pensionistas no se han hecho ni más ricos ni menos pobres.
Según Mika Zaikova, las estadísticas oficiales sobre los precios de la llamada "pequeña cesta" de alimentos básicos son inadecuadas, ya que se basan en los precios de las bolsas y subastas, y no en los del consumidor final.
También propone una receta para resolver el problema, cada vez más acuciante, del sistema de pensiones, dado que el número de trabajadores sigue disminuyendo: eliminar el ingreso máximo sujeto a cotización, es decir, que las personas con ingresos significativamente más altos paguen cotizaciones completas. Además, las pensiones deberían calcularse sobre la base de las cotizaciones efectivamente aportadas, y no en función de privilegios sectoriales.
En última instancia, los pensionistas tendrán un nivel de vida digno cuando sus ingresos alcancen finalmente el umbral del coste de la vida, una práctica ya establecida en otros países de la Unión Europea.
Fotos: BGNES, Ani Petrova, BTA/Archivo
Versión al español y publicación de Borislav Todorov
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